Artículo publicado por VICE Colombia.
La Amazonía atraviesa ocho países. Alberga una de cada diez especies conocidas. Representa la mitad de los bosques tropicales que quedan en el planeta. Tiene cerca de 1,4 miles de millones de acres. Casi siete mil kilómetros de ríos. Es el 40 por ciento del total de Suramérica. Es bien sabido que la salud de la cuenca está conectada directamente con la salud del planeta, ya que estabiliza el clima local y global. Y la deforestación masiva en esta región podría causar que se liberen de 90 a 140 mil millones de toneladas métricas de carbono que se encuentran albergadas en sus bosques, causando consecuencias catastróficas para el mundo.
Y aun así, la deforestación sigue siendo quizás la emergencia climática más grave para la región suramericana. Se estima que en los últimos cuatro años, la Amazonía ha perdido más de tres millones de kilómetros cuadrados a causa de la deforestación (800.000 en 2018), lo que representa una quinta parte de su superficie. Las causas varían entre la conversión de terreno a zonas de pastoreo, la construcción de carreteras e infraestructuras, la extracción maderera, la actividad minera, y la ocupación ilegal. Es una constante que se vive en los bosques desde los 70, y que se ha expandido sobre todo en países como Brasil, que representa el 65 por ciento de la Amazonía y es responsable del 80 por ciento de su deforestación.
El gigante sudamericano tiene mucho poder sobre la selva tropical más grande y variada del mundo. Brasil es el segundo mayor productor de carne del planeta y está usando gran parte de la selva para la expansión de sus pasturas, eso sin tener en cuenta que el nuevo gobierno brasileño representa un nuevo factor de crisis. Bolsonaro está favoreciendo a la industria agropecuaria y los intereses mineros que intensifican la tala en la Amazonía. Además, su administración eliminó 11 áreas protegidas con 600 mil hectáreas de bosque y suprimió la sección del clima tanto del Ministerio de Ambiente como del Ministerio de Asuntos Exteriores, amenazando incluso con abandonar el Acuerdo de París.
Pero no solo se trata de Brasil. Se cree que en nuestro país la tasa de deforestación ha aumentado desde los acuerdos de paz, dejando varios terrenos bajo control de fuerzas ilegales y despejando otros que estaban bajo control de las Farc. Y aunque aún no tenemos las cifras que dimensionen la deforestación de nuestro territorio, el año pasado el IDEAM sí informó que en 2017 esta actividad aumentó en un 23 por ciento. Fueron 219.973 hectáreas, lo que representa casi 200.000 canchas de fútbol, impactando sobre todo a la región de la Amazonía, que sufrió el 65 por ciento de la deforestación.
Y un dato todavía más alarmante fue difundido vía Twitter por el profesor Manuel Rodríguez Becerra, quien ocupó por primera vez el cargo de ministro de Ambiente, cuando esta cartera fue creada, y actual presidente del Foro Nacional Ambiental: la Amazonía está perdiendo casi 13.000 árboles por hora. Sí, por hora. “El cálculo es muy sencillo, en la cuenca amazónica existen, según un estudio publicado por la revista Science, aproximadamente 565 árboles por hectárea, y teniendo en cuenta las hectáreas perdidas en el país, se obtiene ese estimado”, le dijo a VICE.
Esos casi 13.000 árboles podrían ser incluso más, teniendo en cuenta que, según Rodríguez, la cifra del año pasado de hectáreas de Bosque en Colombia podrían ser más. Unas 270.000 hectáreas (unas 611 al día) habrían desaparecido en 2018 en la Amazonía, poniendo en peligro nuestra mayor barrera natural contra el cambio climático. Según el Instituto Humboldt, para el año 2030 más de 4.000 especies desaparecerán en nuestro país. Solo a comienzos de este año, nos enteramos que el emblemático delfín rosado regresó a la lista de especies amenazadas después de una década.
Lo cierto es que nuestro pulmón natural parece haber entrado a un punto de inflexión. Uno de no retorno, que está cerca de causar daños irreversibles e inconmensurables para las especies de flora y fauna, para las más de 400 tribus indígenas que habitan en ella, y para el planeta entero. La modernidad nos está volviendo testigos del fortalecimiento de maquinarias de deforestación (como el escorpión) destinadas a fortalecer industrias privadas y estatales, y del crecimiento de la tala ilegal, que es un comercio de más de 110 millones de dólares (y de más de 130 mil árboles talados en diez años).
Es más, teniendo en cuenta los cálculos del profesor Rodríguez y la cantidad de hectáreas deforestadas en toda la cuenca amazónica, nuestra selva suramericana, maravilla para el planeta, estaría perdiendo 50.000 árboles por hora. Los suficientes para llenar 200 biarticulados de Transmilenio. Casi la población de un pequeño municipio como La Ceja. Son 50.000 árboles perdidos cada 60 minutos en ocho países, en siete kilómetros de ríos y en el 40 por ciento de Suramérica. Todo indica que si no actuamos contra la deforestación rápido, nuestro pulmón mundial podría desaparecer.
Paola Llinás https://ift.tt/eA8V8J
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