Artículo publicado originalmente por Munchies Estados Unidos.
El wasabi, correctamente esparcido en la parte inferior de una rebanada de hamachi y cubierto con rebanadas delgadas de negi, es un bocadillo divino de sushi, pero ¿qué sucede cuando esparces la planta verde picante por tu cabeza?
La compañía japonesa de wasabi Kinin anunció que los productos químicos que se encuentran dentro de la planta del wasabi ayudan a regenerar el cabello más rápido que los remedios actuales para la pérdida del cabello, como Rogaine (minoxidil).
Tengan en cuenta que se refieren al wasabi real, no a esa plastilina verde tóxica que encuentras junto al jengibre rosado con el que sin duda estás familiarizado. Teniendo en cuenta que el wasabi fresco por lo general cuesta alrededor de 80 dólares por medio kilo, y tiene un olor bastante picante, quizá sea mejor elegir el Rogaine.
Si bien no existe en la actualidad un estudio científico oficial que justifique las afirmaciones hechas por Kinin, existe literatura científica sobre el wasabi en entornos médicos.
Se reportó anteriormente que la isosaponarina química, que según Kinin ayuda a estimular el crecimiento del cabello, ayudaba a la producción de colágeno humano. La segunda sustancia química importante del wasabi, la 6-MSITC, ha demostrado inhibir el crecimiento celular del cáncer de mama.
Si está buscando otras formas cuestionables y totalmente naturales de estimular el crecimiento del cabello, el wasabi solo es una de las muchas cosas que puede poner en la licuadora y esparcir en tu cabeza.
Por ejemplo, puedes amarrar cebollas (elijan su variedad favorita) y ponértelas en la cabeza. Un estudio de 2002 afirma que el jugo de cebolla es realmente efectivo en el tratamiento de la alopecia areata, una forma menos común de pérdida de cabello. También puedes sacar una cerveza del refrigerador para un enjuague de cerveza y dejar que toda esa benévola levadura haga su trabajo.
Si todo lo demás falla, puedes probar la cura japonesa estándar contra la calvicie: embarrar tu rostro con curry.
Artículo publicado originalmente en mayo de 2017.
Gigen Mammoser https://ift.tt/eA8V8J
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