Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
La, tan, tan esperada secuela de Breaking Bad, El Camino, finalmente llegó a Netflix el pasado viernes 11 de octubre, y no nos decepcionó. La película dura dos horas llenas de tensión, como una versión de Good Time, pero del creador de la serie Vince Gilligan, o una versión retorcida de After Hours con Skinny Pete y Badger reemplazando a Cheech y Chong. Es muy oscura, es implacable, y es el epílogo perfecto para una serie que ya tuvo un final perfecto hace seis años.
Gilligan, quien escribió y dirigió la película, se las arregla para evitar todos los errores clásicos de una reunión entre los personajes de la amada serie. Se niega a repasar cada personaje que vimos en la serie. Es decir, El Camino no continúa con la historia de Skyler, la de Walt Jr. o la de Saul Goodman.
Esta historia es sobre Jesse Pinkman, y Aaron Paul aprovecha la oportunidad para mostrar sus habilidades de actuación que lo convierten en uno de los mejores actores de la televisión en la última década.
Desafortunadamente, esta es una película de Breaking Bad, una que se enfoca en la desesperada huida de Jesse Pinkman de la policía y los nazis malvados y lo que sea, por lo que no es exactamente la época más agradable de la vida de Jesse. Toda la película está llena de momentos sumamente oscuros, incluso se las arregla para hacerte sentir terror con el simple hecho de ver a alguien ponerse un cinturón, pero nada puede prepararte para la gran e inquietante sorpresa en el tercer acto de la película.
Es algo tan atroz, tan extraño y tan raro que seguramente se quedará en la cabeza incluso de los fanáticos más insensibles de Breaking Bad mucho después de que termine la película. Aquí va el spoiler, sin doble sentido: estamos hablando, por supuesto, de la extrañamente grande cabeza de Walter White.
¿Por qué parece una mezcla entre Megamente y un Conehead? Por supuesto, es genial ver a Walt y Jesse juntos por última vez, aunque estén en el pasado. Su escena final juntos es, sin lugar a dudas, lo más importante de El Camino, pero por favor.
Tiene sentido que Bryan Cranston no quisiera raparse solo para repetir su mejor papel para una aparición tan corta. Ahorita, está ocupado haciendo su mejor Peter Finch en Broadway. Además, eso también habría revelado su aparición, la cual Gilligan y todo el crew lograron mantener en secreto con éxito todo este tiempo. Y, sí, la serie terminó hace tiempo, por eso no podríamos esperar que los actores de 2019 intentaran pasar por su versión de 2013 –lo siento, Todd– ¡pero aún así! ¿No podrían haberle comprado al tipo una calva falsa con un aspecto más realista? Fue totalmente una distracción.
Bryan Cranston con su gorra calva en #ElCamino de dio una sensación extraña.
La calva falsa de Bryan Cranston se ve un poco protuberante... él tiene una forma específica de cabeza que me sé de memoria por ver tantas veces Breaking Bad.
#ElCamino estuvo buena pero la calva falsa de Bryan Cranston no.
Te extrañábamos, Walt, y es bueno tenerte de vuelta. Pero no podemos decir lo mismo de tu cabeza rara.
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