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viernes, 18 de octubre de 2019

“Los jóvenes no podemos seguir esperando porque no tenemos tiempo”: Julieta Martínez

Julieta es diabética. Me lo cuenta apenas empezamos la entrevista por Skype. Antes de mirar a la cámara come algo rápido, porque no había ingerido nada de azúcar en todo el día. Me dice que en la mañana se levantó temprano para ir al colegio y de ahí se fue directo a moderar un debate de empresarios y emprendedores. Esta misma semana, antes del debate, Julieta presentó un proyecto de sustentabilidad y se lo tomaron. Ella tiene 16 años años y una energía envidiable. Le escriben todo el tiempo, la contactan por sus redes sociales, la invitan a charlas, foros, congresos y asambleas. Participa activamente, pregunta, cuestiona; Julieta es una joven promesa que quiere cambiar el mundo.

En la capital chilena el 24% de la población es joven, según la Octava Encuesta Nacional de Juventud. Sólo en Santiago hay aproximadamente 200.000 personas que rondan entre los 19 y los 29 años. Entre esa multitud Julieta Martínez está pidiendo una transformación, está gritando por un presente distinto. Ese grito nació prácticamente con su capacidad de hablar, a los pocos años de vida.

Cuando cumplió diez años le pidió a su madre que la llevara a una marcha para conversar con la gente que no puede acceder a la bomba de insulina. Ella es insulinodependiente desde muy pequeña; rápidamente entendió que era una privilegiada por tener el medicamento en su casa y que, como tal, tenía la obligación de reclamar algo más: igualdad en el acceso a este. “Poder acceder a mi bomba era un privilegio, no entendía cómo había muchos chilenos que no tenían acceso a la insulina”, dice.


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Esa tarde conoció la potencia que tiene su voz y su presencia dentro de una masa de miles de personas. “Estar con gente pidiendo un cambio y generando un impacto positivo me hizo ver el poder que tenemos como sociedad. El objetivo común está claro: mejorar el lugar donde vivimos”, cuenta Julieta. Ese hecho marcó algo en su vida, la motivó a querer generar una transformación social. “Si realmente los jóvenes somos la generación de cambio, si somos la generación Z, nos debe interesar el presente, porque somos el presente, no solo el futuro”.

El año pasado Julieta creo Tremendas, una plataforma que les da visibilidad a mujeres jóvenes que quieran mostrar su talento y su lucha en distintas causas. Tremendas tiene un público objetivo claro: chicas de trece a dieciocho años. Es un conjunto de mujeres empoderadas con un propósito y un sentido: “apuntamos a mostrar talento con relato, separados por categorías. [Las jóvenes] cuentan historias y muestran sus objetivos. Es una plataforma colaborativa”.

Tremendas somos todas. Desde el relato de la primera integrante hasta la última se repite una y otra vez el concepto de colaboración, de trabajo en equipo. El concepto de compartir es una de las claves de la plataforma. “La idea principal es dar sin pretender nada a cambio, porque la desconfianza es un factor crucial en Chile, y nuestra idea es dar nuestros conocimientos”, dice la líder.

Una de las luchas de Julieta es contra el cambio climático: “Los jóvenes no podemos seguir esperando porque no tenemos tiempo. Vamos a llegar a un punto sin retorno, donde no solo nos afecta a nosotros sino también a nuestro futuro. Con mis dieciséis años todavía no puedo votar en Chile, pero sí puedo exigir que la gente tome conciencia a la hora de elegir quién va a ser la persona que nos represente, quién va a ser mi líder de mañana. Necesitamos que alguien tome como prioridad la crisis que estamos viviendo en el cambio climático, que lo ponga en su agenda”.

Se trata de una joven que tiene una forma de ver el mundo distinta. Me confiesa que ella no observa a las personas, sino a las generaciones. “Estoy más pendiente de ver cómo mi generación intentó cambiar las cosas, ya no somos seres individuales. Claro que hay jóvenes que solo miran sus cuentas de Instagram y no hacen nada, pero también hay otros que estamos moviéndonos”, explica.

Su edad no es un factor limitante; su lucha es ser consecuente. “Hace un tiempo atrás una marca me ofreció participar en una campaña de ropa y la rechacé porque yo no puedo usar ropa de primera mano si le pido a la gente que recicle. Me interesa ser consecuente con lo que digo y hago, entonces no me puedo mostrar de otra manera. Tremendas se basa en el decir y hacer”.

Julieta practica dentro de su casa, hablando con su familia. “Les digo que desconecten las cosas que no estamos usando para no estar dentro del consumo fantasma. Me interesa eliminar el concepto de basura, creo que todo puede tener un segundo uso”. Es por eso que ya organizó en su colegio un foro de reciclaje, de educación y emprendimiento, algo a lo que ella llamaría una reacción en cadena.


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Durante el último tiempo muchos medios de comunicación la han relacionado con Greta Thunberg. “A Greta la encuentro valiente, pero yo no soy su versión en Latinoamérica. Yo soy Julieta Martínez y exijo un cambio. Es verdad, faltaba una Greta en el mundo. Admiro su poder de querer hacer algo ahora, porque es momento de actuar”, comenta cuando toco este tema en la conversación.

Julieta también está actuando. Me cuenta cómo se organiza, la cantidad de agendas que tiene. “Soy muy dispersa”, se ríe, “tengo que organizarme bien para definir mi tiempo de estudio, deporte y lucha”. Antes de que acabe la conversación le pregunto qué quiere hacer una vez que termine el colegio, y decididamente me dice: “Quiero dedicarme a la innovación, a los emprendimientos que me den herramientas para generar cosas el día de mañana”.

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