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viernes, 25 de octubre de 2019

Que no quieras tener hijos no significa que quieras dedicarte a una carrera profesional

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

No fue hasta este año, a mis 26, que comencé a considerar seriamente la idea de no hacer nada. Desde que era muy joven, supe que no quería tener hijos, así que decidí hacer una maestría y dedicarme a construir una carrera. Esas parecían ser mis únicas opciones, pero en cierto momento, mi vida empezó a gustarme tal como era: trabajaba lo suficiente para ganar el dinero suficiente y luego salir a divertirme con la gente que amo y ocasionalmente viajar. Me gusta mi vida y, por primera vez, no necesariamente quiero luchar por alcanzar un objetivo mayor.

Pero por supuesto me siento culpable, como si estuviera decepcionando no solo a la adolescente obsesionada y motivada por el éxito que pagó su maestría trabajando 60 horas a la semana como bartender, sino a toda una generación de incansables mujeres empoderadas que nunca duermen. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han sido presionadas para tener hijos y dejar a un lado sus propias pasiones y trabajos, en favor de la unidad familiar. Después de la guerra, el feminismo de la segunda ola acabó con parte de esas ideas: las mujeres podían trabajar, podían tener un bebé, podían tenerlo todo. En los últimos años, hemos empezado a creer que solo podemos querer construir una carrera, que necesitamos el ajetreo, los viajes corporativos y los trajes de diseñador.

Este avance ha sido importante y positivo para muchas mujeres, pero quizás es más radical la idea de que podríamos elegir no hacer ninguna de las dos cosas. Hoy, si no estamos enfocadas en construir una carrera o tener una familia, posiblemente sentimos que estamos fallando. Con la presión constante de tener que ser exitosas y cumplir con al menos una de estas metas —si es que no con las dos—, parece que nunca nos dejarán conformarnos felizmente con solo hacer nuestro trabajo y luego volver a casa. Es posible que para muchas de nosotras el trabajo sea algo que hacemos simplemente para luego disfrutar de nuestro tiempo libre; no tiene que ser una carrera de por vida y no siempre tenemos que presionarnos para convertirnos en las jefas. Olvídate de tenerlo "todo", ¿por qué las mujeres no tienen permitido querer tener solo "algo" y ser felices con eso?

No soy la única mujer que comienza a sentirse incómoda con la fusión del feminismo y el capitalismo. En un ensayo de su reciente libro Trick Mirror, Jia Tolentino escribe sobre este esfuerzo eterno por la optimización y la perfección. La mujer ideal está, escribe Tolentino, "sinceramente interesada en lo que sea que el mercado le exija" e "igualmente interesada en lo que sea que el mercado le ofrezca". Discute esta optimización a través del lente de las clases de ejercicio y el lugar de trabajo, analizando las formas en que se nos ha hecho creer que debemos esforzarnos constantemente por hacer que nuestras vidas sean "mejores". Incluso nos venden el cuidado personal como algo en lo que podemos ser buenas o malas. Quizás finalmente nos estamos dando cuenta de que hemos sido engañadas, de que al caer en la trampa de un estilo de vida optimizado, nos estamos perdiendo la vida que realmente merecemos.

"Siento la necesidad de hacer que mi trabajo sea un componente mucho más importante y definitivo en mi vida porque no he construido una familia", dice Siobhán, de 30 años. “Siento que hay una expectativa social de que seamos visiblemente productivas. Si no estamos produciendo pequeños humanos, entonces será mejor que hagamos algo igual de agotador”. Ella cree que hay una división por género. "Creo que un hombre soltero y sin hijos con una buena carrera obtiene un estatus socialmente aceptable de soltero, mientras que una mujer soltera y sin hijos con una carrera 'ha hecho sacrificios' o es inherentemente 'solitaria' o tal vez simplemente es una 'gran perra'".

Danielle, de 28 años, se siente de manera muy similar. "No me interesa forjarme una carrera en lugar de tener hijos, lo que me hace preguntarme si soy una mujer sin ambición o si hay algo mal en mí o si soy perezosa", dice. “Fue hasta hace muy poco que me hice a la idea de que no soy una persona orientada hacia la construcción de una carrera. Quiero tener un trabajo que pueda dejar en la oficina, y que me pague lo suficiente como para disfrutar mi vida y mi tiempo fuera del trabajo”.

Existe la expectativa de que las mujeres modernas deben llenar cualquier tiempo libre que tengan con actividades apremiantes o actividades de "autocuidado". "Como mujer, siento que incluso mi tiempo libre debe ser empleado en algún tipo de actividad de desarrollo personal: meditación para calmar la ansiedad, escribir un diario para contribuir a mi salud mental, hacer ejercicio", dice Danielle. Maddie, de 24 años, concuerda. “Creo que los hombres tienen más flexibilidad cuando se trata de pasatiempos. Que me dedique a mis pasatiempos es probable que sea percibido como una pérdida de tiempo, que un hombre se dedique a los suyos significa que está siendo más productivo. En mi tiempo de descanso me siento completamente asfixiada por la culpa. Pienso constantemente en el dinero que podría estar ganando en lugar de disfrutar mi tiempo libre".

Si bien parece contradictorio pedir ayuda para desoptimizar tu vida, yo recurrí a la coach de empoderamiento de mujeres Hueina Su. "Hemos sido condicionadas para ser las cuidadoras de todos, y se espera que hagamos eso", dice. “Hoy en día, se espera que las mujeres se desempeñen y tengan éxito en el trabajo tal como sus colegas hombres, al tiempo que también deben cuidar de sus esposos, hijos y padres ancianos en casa. Compramos la idea de que podemos y debemos tenerlo todo, de lo contrario nos sentimos como unas fracasadas".

Su cree que las motivaciones de las mujeres suelen ser las equivocadas. "Si profundizamos en las razones que las impulsan a buscar la perfección y sobresalir en todo, esa motivación oculta surge por lo regular de la necesidad de demostrar su valía, porque no se sienten lo suficientemente buenas o dignas solo siendo quienes son", afirma.

La barrera más grande a la que se enfrentan las mujeres parece ser la idea de que tenemos un valor inherente: que merecemos estar vivas, merecemos ser felices, incluso si no hacemos "nada". Su hace eco de esta idea al señalar que si quieres desoptimizar tu vida, es fundamental que creas que eres inherentemente valiosa y que identifiques lo que significan el éxito y la felicidad para ti. "Debemos aprender a redefinir el éxito en nuestros términos, en lugar de permitir que la sociedad y otras personas dicten cómo debemos vivir nuestras vidas", dice.

Se espera que seamos proveedoras de cuidado y, a menudo, creemos que no valemos nada si no cumplimos con ese papel. Si no estamos proveyendo cuidado, debemos contribuir a la sociedad como trabajadoras de alto rendimiento. Esto nos impide tomarnos un tiempo para nosotras mismas, nos impide considerar lo que queremos hacer en lugar de lo que sentimos que debemos hacer. No existe una salida absoluta y clara para sentirnos menos culpables por el hecho de solo existir, pero un buen comienzo es reservar un tiempo que no esté planificado o que no sea fácilmente optimizable para dedicárnoslo a nosotras mismas. “Ya sea que quieras forjarte una gran carrera, tener una familia o no, esa es tu elección. Elige lo que te haga sentir feliz y realizada”, sugiere Su.

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