Artículo publicado originalmente por VICE Australia.
¿Alguna vez te has preguntado de dónde vienen tus extensiones? Porque obviamente no aparecieron en tu peluquería por arte de magia. En la mayoría de los casos, provienen de un lugar muy lejano, donde pueden fabricarse con costos laborales relativamente baratos. Por lo general, ese lugar es alguna ciudad poco conocida en la parte rural de China.
En 2016, el fotógrafo neozelandés Mike Scott se embarcó en un viaje al condado de Taihe, la "capital del cabello" de China, con la periodista del New Zealand Herald Olivia Carville. ¿Su meta? Investigar al mayor exportador mundial de cabello humano y observar el proceso que convierte el cabello crudo en un producto vendible. En China el cabello humano se conoce como "oro negro", porque genera sumas relativamente grandes de dinero. Por este motivo es que Mike y Olivia utilizaron el término para titular su revelador proyecto editorial: Black Gold (Oro Negro, en inglés).
VICE habló con Mike, el fotógrafo, sobre lo que vio y aprendió.
VICE: Hola Mike, dime cómo sucedió todo. ¿De dónde sacaron Olivia y tú la idea de investigar el cabello?
Mike: Olivia y yo fuimos a una peluquería y nos encontramos con una gente que tenía extensiones. Olivia preguntó de dónde venían. La mujer del salón fue bastante honesta y dijo: "creemos que provienen del extranjero y de algunos lugares de Asia". Eso despertó la curiosidad de Olivia. Inmediatamente me preguntó si tenía ganas de involucrarme, así que comenzamos a cubrir los salones alrededor de Auckland, Nueva Zelanda. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que necesitaríamos investigar en el extranjero.
Entonces viajaron a Taihe, la "capital del cabello" de China. Háblame del viaje.
Intentar visitar China como periodista es muy difícil. Entonces, cuando estábamos organizando la logística, llegamos a un acuerdo con un tipo llamado Allen, un ciudadano chino que vivía en Nueva Zelanda. Acordamos que si nos acompañaba como nuestro fixer, visitaríamos su ciudad natal. La compañía de Allen marcó una gran diferencia porque realmente podía comunicarse bien con la gente y romper las barreras culturales.
¿Cómo respondieron los habitantes locales cuando Olivia y tú llegaron a su ciudad?
La gente fue increíblemente amigable. Cuando llegamos a Taihe, inmediatamente buscamos la industria del cabello. Al hacerlo, nos encontramos con un mercado ubicado en un estacionamiento donde muchas personas estaban intercambiando cabello. Un tipo apareció y tenía mi foto en su teléfono y me señalaba. Yo me pregunté: "¿Qué está pasando, cómo sabe por qué estoy aquí?". Pero resultó que era solo un lugar pequeño y otro comerciante que habíamos visitado me había tomado una foto y la había enviado a su compañero en un gesto amigable. Éramos una novedad, ya que básicamente no había occidentales en una zona rural como Taihe. Parecían entusiasmados al respecto.
Una de tus imágenes muestra a una niña de catorce años sentada en un taburete a punto de cortarse el cabello. ¿Cuál fue tu primera impresión cuando la viste?
Sentí pena por ella porque realmente no quería cortarse el pelo, y especialmente porque no era su primera vez. Su madre insistía en que lo cortaran y creo que puedes ver esto en la imagen. Sin embargo, yo sabía que iba a suceder; era de esperarse, así que me concentré en tomar las fotos. Lo interesante fue que la gente salió a la calle porque nosotros estábamos allí. Éramos una especie de espectáculo. Me di cuenta de que las madres que acompañaban a sus hijas les estaban preguntando a los comerciantes de cabello: "bueno, ¿cuánto me darían por el cabello de mis hijas?". Me pareció bastante interesante.
¿Es legal el comercio de cabello?
Sí, no es ilegal. Me parece que lo que tenemos es un problema moral que se trata realmente de qué lado de la moralidad te encuentras. ¿Está bien tomar el pelo de una niña que es un símbolo de quién es? Particularmente considerando lo importante que es el cabello para las mujeres jóvenes. Pero, por otro lado, ¿se los quitan debido a sus circunstancias? Podrían ser pobres y necesitar dinero para ellas o su familia quienes insisten en que les corten el cabello.
¿Cuánto les pagan por vender cabello?
Depende del comerciante y de la longitud de la cola de caballo, pero una coleta que ha crecido durante tres años vale alrededor de 50 dólares.
¿Te pareció que Taihe es un lugar notablemente pobre?
Tan pronto como sales al campo, las carencias parecen mucho mayor que en las grandes ciudades. Es justo que cuando un comerciante llega a la ciudad, una madre con una hija de cabello largo tome la oportunidad.
La industria realmente depende de que las personas aprovechen cualquier oportunidad para ganar dinero.
Así es. Se trata de seguir al dinero. Cuando llegamos a Taihe, primero fuimos a un lugar donde una trabajadora estaba quitando el cabello de los cepillos de pelo y acomodando los mechones en una máquina de tejer para tratar de volver a darles forma. Hacía esta tarea día tras día; con jornadas de doce horas o tal vez incluso más.
En Black Gold Olivia mencionó que solo pudieron obtener acceso a una fábrica de cabello haciéndose pasar por empresarios de Nueva Zelanda. ¿Cómo ocurrió?
Fue un gran problema. Entramos a la primera fábrica y el dueño estaba más que feliz de hablar con nosotros, pero no quería que tomáramos fotos. Obviamente, como cualquier otro periodista, queremos trabajar de manera ética, pero nunca hubiéramos obtenido el acceso que queríamos si no hubiéramos pretendido estar interesados en la industria. Allen básicamente creó la percepción de que teníamos interés en comprar el cabello y, a partir de ese momento, tuvimos un acceso claro y pude tomar las fotos.
¿La industria del cabello es controversial en China?
En las ciudades como Taihe, es una industria bastante común para que la gente sobreviva y generalmente no ven nada malo en ella. Hay una demanda del mundo occidental, así que piensan: "Podemos satisfacer esa demanda y ganar dinero al mismo tiempo, entonces, ¿por qué no deberíamos hacerlo?".
Cuéntame más sobre el proceso de fabricación que convierte el cabello en extensiones. ¿Cómo son las fábricas?
En general, bastante amplias y limpias. También tienen alojamiento para los trabajadores en las fábricas. Un problema radica en el proceso de producción porque implica decolorar el cabello con lejía, así que los trabajadores están expuestos a productos químicos nocivos durante varias horas. No creo que puedas operar con las mismas condiciones en Nueva Zelanda o Australia, pero creo que es un hecho común en China.
¿Les pagan a los trabajadores de la fábrica?
Lo hacen, pero no podría decirte cuánto.
¿A qué huele una fábrica llena de cabello hirviendo?
Recuerdo ir a algunas fábricas donde todo lo que podía oler era una mezcla de productos químicos y humedad. Olivia y yo nos marchábamos y pensábamos: "No me gustaría trabajar allí".
¿Crees que si los consumidores australianos y neozelandeses supieran que las extensiones de cabello provienen de niñas de catorce años en China, reconsiderarían sus compras?
Sí, podrían replanteárselo. Cuando publicamos Black Gold, la gente de Nueva Zelanda estaba un poco sorprendida del origen de su cabello, pero solo porque se les hizo obvio que su cabello venía de algún lado. Antes de eso, no creo que hubieran considerado que provenía de algún lado.
Al final, ¿qué esperas lograr con el proyecto?
Probablemente pienses que estoy siendo bastante impreciso, pero lo que Olivia y yo tratamos de hacer con el proyecto fue no juzgar en absoluto y simplemente mostrarlo para que puedas tomar una decisión. ¿Está bien esta industria o no? No depende de nosotros decírtelo.
Entrevista realizada por Angela Payne. Síguela en Instagram
Mira más de la fotografía de Mike en su sitio web.
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