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martes, 29 de octubre de 2019

Sigan saboteando a Harvey Weinstein

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

El pasado miércoles en la noche, en un bar de Nueva York, Harvey Weinstein, un hombre acusado de múltiples agresiones y de haber acosado sexualmente a decenas de personas, se sentó con sus amigos en una mesa de Actor's Hour, un evento exclusivo para actores y artistas, según BuzzFeed News. Esta es la segunda vez que Weinstein es acogido en el evento; su organizadora, Alexandra Laliberte, le dijo a BuzzFeed News que el magnate ya había visitado el lugar anteriormente. "Doy la bienvenida a gente de todos los ámbitos en mi espacio", dijo Laliberte.

Eso pudo haber estado bien para Laliberte, pero ciertamente no lo estuvo para las personas en la sala. Según los reportes, al menos dos personas fueron forzadas a marcharse de Downtime, el bar donde se llevó a cabo el evento, después de llamar la atención y gritar cosas sobre el violador que se encontraba en el recinto. La primera persona en decir algo sobre la presencia de Weinstein fue Kelly Bachman, una comediante que actuó esa noche.

"No sabía que tendríamos que traer nuestros propios pitos para emergencia de violación y pepper spray a Actor's Hour", dijo Bachman. Su comentario fue recibido con abucheos de la audiencia (aparentemente las voces eran de hombres).

Durante el intervalo, Zoe Stuckless, un actor que usa pronombres de género ambiguo, se acercó a la mesa de Weinstein y comenzó a gritar: “¿Nadie va a decir nada? ¿Realmente nadie va a decir nada? ¿Voy a estar a un metro de distancia de un maldito violador y nadie va a decir nada?".

Un hombre que no dijo para quién trabajaba obligó a Stuckless a marcharse, pero según Laliberte, Actor's Hour no cuenta con seguridad privada. Poco después de que echaran a Stuckless, Amber Rollo, una comediante y amiga de Bachman, siguió los pasos de Stuckless y se acercó a la mesa de Weinstein, diciendo: "Eres un maldito monstruo. ¿Qué haces aquí? Jódete". A Rollo también la sacaron del recinto.

En una publicación en Facebook y en Instagram Stories, Downtime se refirió a lo sucedido el miércoles en la noche como "un sabotaje". "Un invitado comenzó a importunar a otro, causando molestias a todos los asistentes", decía la publicación, que ya fue eliminada. "Después de que ignorara varias peticiones de detenerse, amablemente le pedimos a la persona que se retirara".

A screenshot from Downtime's Instagram story

Esto parece sugerir que Stuckless fue la persona que provocó el sabotaje; lo cual es cierto. El sabotaje es una muy buena manera de responder a la injusticia estructural. El punto de hacerlo es causar una perturbación no violenta. Gritar porque odias algo es una respuesta extremadamente humana; es una de las pocas cosas que las personas son capaces de hacer desde que nacen. Es primitivo, un poco neolítico y asusta a la gente. Y como a los adultos se les enseña a no gritar en público, los gritos a menudo tienen éxito en su función de incomodar a las personas.

En una publicación de Splinter de 2018, Hamilton Nolan ensalzó las virtudes de sabotear a los empleados de la administración de Trump, en lugar de permitirles vivir en sosiego y paz. "Quienes trabajan dentro de ese sistema tienen pocos incentivos para cambiarlo a través de una retroalimentación negativa que incomode", escribió Nolan. "Por lo tanto, es tarea del público hacer exactamente eso. Hacerlo es, de hecho, un servicio público".

La misma idea se puede aplicar a Weinstein, que no es político, pero es extremadamente rico y poderoso y disfruta de la deferencia de la gente que lo rodea, e incluso del aislamiento de sentir las consecuencias de sus propias acciones. En este caso, "el público" que hizo el servicio público de sabotear estuvo conformado por Bachman, Stuckless y Rollo, tres personas que dieron una retroalimentación negativa que hizo que las personas se sintieran incómodas. Tan incómodas, que Stuckless y Rollo fueron forzadxs a abandonar el lugar.

Si aceptáramos que "el público" es una fuerza correctiva importante cuando las personas poderosas se protegen a sí mismas, este caso podría haber tomado muchas formas distintas, y unas personas no hubieran tenido que verse obligadas a revivir su trauma y a señalar a una abominación y gritarle. La acción pública podría haber sido que Laliberte decidiera excluir a Weinstein de sus eventos, en lugar de darle la bienvenida a "la gente de todos los ámbitos", incluso a los presuntos violadores. Podría haber sido que un empleado de Downtime le pidiera a Weinstein que se marchara porque quizá es el último tipo al que quisieras que le tomen fotos en tu bar. La acción pública también podría haber sido más contundente por parte de Andrew B. Silas, un comediante que dijo que estaba tratando de solidarizarse con Bachman cuando tomó el micrófono para hacer la siguiente broma: "Me gustaría hablar sobre el elefante en la habitación. ¿Quién en esta sala produjo Good Will Hunting? Porque esa película fue genial". (Silas aseguró a BuzzFeed News que él "no es un pedazo de mierda").

Desde entonces, Laliberte ha intentado disculparse por su decisión de acoger a Weinstein en su espacio, uno que, claro está, pretende mostrar el talento de jóvenes actores y artistas. En una publicación en el Instagram de Actor's Hour, Laliberte escribió: "[No] deberían haber sido alentados a marcharse. En ese momento, yo debí haber cancelado el evento o haberles dado [a ellos] el micrófono para expresar sus sentimientos, pero estaba en shock total y dejé que mi miedo y falta de experiencia paralizaran mi capacidad de tomar decisiones... Quiero disculparme sinceramente con cualquier persona, hombre o mujer, que fue traumatizada, lastimada o sintió que le faltaron al respeto esta semana en Actor's Hour".

Laliberte le contó a BuzzFeed News que inicialmente acogió a Weinstein como una forma de proteger la "libertad de expresión". ¿Dónde estuvo esa noble amabilidad cuando Stuckless y Rolla fueron expulsados de la sala? El servicio público de hacer cumplir los valores y señalar las desigualdades del poder siempre será incómodo. Es una pena que esta incomodidad haya provocado que ciertas personas fueran obligadas a marcharse del recinto el miércoles en la noche y haya permitido que se quedaran las mismas personas que siempre obtienen el beneficio de la duda.

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