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viernes, 4 de enero de 2019

Así fue crecer en: Trelew

Artículo publicado por VICE Argentina

I

Este año se cumple el aniversario número 20 de la publicación del disco de Shakira titulado Dónde están los ladrones. Es un disco increíble. No tiene una sola canción mala, todas fueron un éxito. Cuando se presentó yo tenía apenas cuatro años. Mi hermana mayor, que tenía 10, tenía una copia en casete de este éxito latino. Lo escuchábamos todo el tiempo, en el auto familiar y en la casa. A veces también lo escuchaba cuando estaba solo, pero a escondidas.

Algunos años después, en 2004, apareció en mi casa, también de la mano de mi hermana, una versión pirata del disco Sin restricciones: el segundo álbum de la banda Miranda!, encargado de llevar al éxito masivo a la banda. Sin restricciones me volvió loco. Me encerraba en mi cuarto para escucharlo: no quería que nadie se diera cuenta de que era fan de Miranda porque en el fondo temía que se dieran cuenta que era un niño gay. Tenía 10 años y vivía en Trelew una ciudad de la provincia de Chubut, al sur de la Argentina, en la Patagonia.

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Semana del estudiante en Playa Unión

“Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa” repetimos como un mantra los que asistimos al colegio María Auxiliadora de Trelew. La educación religiosa es muy peligrosa. Al día de hoy cargo con esos mensajes que repetimos como mantras en esos pasillos: la entrega hacia el otro, el perdón y, sobre todo, la culpa.

Esa culpa fue la que me hizo caminar varios kilómetros la primera vez que besé a alguien, a un chico. Yo tenía 13 años y él casi 20. Nos besamos y él me hizo una paja. Cuando acabé quedé traumado. Fingí que sonaba el teléfono, mantuve una conversación inventada con “mi mamá” y después lo eché: “Tengo que irme a lo de mi abuela”, le dije. Sentía mucha culpa por besar a un varón. Por qué sentía eso, por qué me excitaba un chico y no una chica, qué había hecho para que me pasara eso.

Con el tiempo —y con la música rockera— la paranoia y la culpa pasó. Fui una marica radiante en el secundario y lo sigo siendo ahora, hasta gano dinero por decir que soy puto. Trelew es es una ciudad rara: un lugar frío y seco como la Patagonia, pero con mucho viento, con un aire fresco que te puede hacer sentir libre un rato aunque todos te estés mirando. Y juzgando.

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Imanol Subiela http://bit.ly/2LRmT6l

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