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domingo, 6 de enero de 2019

Ser vegano ya no significa nada

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

Ya nadie te pregunta por qué eres vegano. Antes era una pregunta para la cual la gente necesitaba respuesta antes de poder seguir hablando contigo: ¿Qué motiva esa agresiva decisión vital? ¿Crees que los animales no deberían ser comida? ¿O que deberíamos reducir la huella de carbono? ¿O simplemente eres un hípster que ha cambiado su personalidad por una dieta con base vegetal?

En 2018, apenas quedaba gente que necesitara una explicación, porque sea cual sea, no es tan interesante. A nadie le importa, excepto a mi abuela, que está condenada a no entender por qué no le pongo leche al té.

El veganismo, como palabra, como concepto, perdió mucha de su carga excepcionalmente rápido. Su imagen pública ha experimentado grandes transformaciones en los últimos años. En 2014, el veganismo se consideraba la cumbre de la pretensión. En 2016, escribí un artículo para VICE sobre que el veganismo se asociaba erróneamente con comer sano y con el bienestar: en ese momento cultural, el veganismo se veía como un reflejo de las hermanas Hemsley: delgadas, privilegiadas, blancas e irritantes, cuando en realidad muchos veganos son todo lo contrario.

En 2017, el veganismo estaba en auge y, por ejemplo en Londres, se inauguraron muchas cadenas de comida rápida vegana como el Temple of Seitan (el Templo del seitán), que abrió en Hackney; un restaurante pop-up Club Mexicana abrió su primer local fijo; la conocida cadena estadounidense By Chloe se lanzó al mercado británico y Veggie Pret se estableció de forma permanente en Shoreditch.

Este año, el veganismo se volvió completamente mainstream. Para muestra, Lewis Hamilton o will.i.am, paradigmas de lo convencional, se volvieron veganos, o los 3,5 millones de veganos que hay solo en el Reino Unido. En ese país, por ejemplo, todos los supermercados se han adaptado, para beneficiarse, por supuesto, del dinero vegano. Se lanzaron nuevas líneas y productos para el Veganuary más grande de la historia. Yo misma critiqué algunos de estos productos en su momento por ser demasiado caros o por no saber prácticamente a nada. Aun así, ahora puedes ir a cualquier supermercado decente y comprar queso vegano.

Esta evolución implica que, por primera vez, al menos para aquellos que tienen treinta años o menos, el veganismo tiene poco peso moral. No tiene un gran significado, no supone ninguna limitación ni sacrificio. No te señala como un “tipo” de persona ni como parte de una subcultura. Ni siquiera implica tener ningún tipo de creencias, aunque es posible que eso sí ocurra.

vegan mainsteam
Instagram vía

El portavoz señaló a la piel como ejemplo donde los preeminentes y controvertidos anuncios de PETA —¿recuerdas los espectaculares "Prefiero ir desnuda que llevar pieles" en los que salían famosas desnudas?— acaban derivando indirectamente en un apasionado cambio en la opinión pública. Hacen que la gente se moleste y abren un debate: es marketing viral básico.

Está claro que el veganismo se va fracturando a medida que crece. A grandes rasgos, parece que cada vez hay menos veganos moralizadores y más veganos que simplemente lo son, contentos con sus quesos veganos y sus nuggets de pollo falsos. El veganismo ya no es algo que se tenga que defender hoy en día. Hay todo tipo de productos de reemplazo, de restaurantes y de cafeterías veganas; la gente ya no ve los productos animales como parte esencial de una dieta; hasta tus amigos y tu pareja hacen eso de “ser vegano”.
¿Por qué eres vegano? Pues porque puedes.

@hannahrosewens

Hannah Ewens http://bit.ly/2BZQkyo

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