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viernes, 18 de enero de 2019

Si dormimos mal podemos transformarnos en monstruos

Artículo publicado por VICE Argentina

La especie humana es un bicho diurno, funcionamos de día y por la noche necesitamos encerrarnos en la cueva para descansar. Sin embargo estamos haciendo algo mal, nos pegamos maratones de 24 hs sin saber las consecuencias. Cualquier persona que trabaja desde muy temprano y tiene sólo cinco o seis horas de sueño tendría que ubicarse dentro del grupo de la población en riesgo.

Uno piensa que dormir es apagarse, pero no es así, cuando dormimos se producen muchos fenómenos que sólo existen en ese momento: crecemos, relajamos el cuerpo, ejercitamos la memoria y se ponen en juego determinadas cuestiones metabólicas para no tener sobrepeso. La manera en la que descansamos influye en nuestra personalidad, lo dice nuestro pésimo estado de ánimo cuando no cumplimos con el sueño necesario, ¿quién no estuvo de mal humor por dormir mal y poco?.


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¿Qué pasa con el sueño? ¿Podemos sobrevivir a una vigilia? Diego Golombeck no sólo estudia cuánto y cómo duerme la gente sino cómo influye en las personas la luz solar o la tecnología en nuestra manera de descansar la mente. Trabaja hace muchos años en una disciplina llamada cronobiología —estudio de los ritmos y relojes biológicos— . Todos tenemos un pedazo de nuestro cerebro que mide el tiempo y te dice que hora es, eso se llama reloj biológico, entre otras cosas, nos dice a qué hora hay que dormir y a qué hora deberíamos despertarnos.

VICE: ¿Qué pasó con nuestra nuestra manera de dormir?

Diego Golombeck: Con el correr del tiempo, la tecnología, la cultura y las cuestiones sociales han ido colonizando parte del sueño y estimulando otras variables que modifican nuestro patrones dentro del cerebro, y no estamos preparados para eso. En cierta forma, estamos preparados para un mundo que ya no existe: un mundo que se dividía por día y noche, por estaciones. Un mundo al cual nuestro cuerpo era correspondiente. Actualmente la sociedad de las 24 hs rompió con ese mundo perfecto, con ese mandato evolutivo. Esto tiene consecuencias importantes.

¿La cultura cambió y nuestro no se adaptó a ese cambio?

DG: Nosotros seguimos siendo hombres de las cavernas, nuestro cerebro evolucionó, pero es una evolución muy lenta y nuestro mandato de servicio diurno sigue siendo tal cual, el tema es la cultura. ¿Desde cuándo empieza? desde Edison, con la luz eléctrica, él se basaba justamente en este cambio, hablaba de la tiranía de tener de dormir, de que el sueño es un tirano. De hecho la justificación de la luz eléctrica es alargar el horario laboral, porque sino perderíamos tiempo productivo, con lo cual eso va totalmente a contra mano de que a la noche hay que dormir. No niego las virtudes de la tecnología, eso seria necio, pero hay que tener cuidado con sobrepasarnos un poco.


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¿Todas las personas tenemos el mismo tipo de reloj?

DG: No, hay gente más matutina y otra más despertina. Hay personas que son más alondras, que rinden mejor por la mañana, que les gusta levantarse temprano y otras que son más búhos, que les cuesta mucho levantarse, que recién por la tarde se sienten en plenitud de sus facultades. Estamos hablando de diferencias sutiles, de una o dos horas. Salvo en casos muy extremos que ahí se puede tener problemas graves en compatibilizar sus horarios con los horarios sociales.

Todos tenemos algo que se llama jet lag social —el jet lag es cuando volás atravesando usos horarios, entonces para el mundo es una hora y para vos es otra—, eso mismo lo podés tener sin moverte de tu casa porque el horario social es diferente de tu reloj biológico. Una de las pruebas de esto es que la gente se despierta con alarmas, porque no es su momento natural de despertarse.

¿Cuántas horas debería dormir una persona para que su cerebro funcione?

DG: Si llevas a una persona adulta a un laboratorio del sueño y le decís que duerma todo lo que quiera el promedio va a ser de 8 hs 20 minutos. También hay personas que necesitan más y otras que necesitan menos. No existe la gente que este bien durmiendo dos o tres horas por día, como tampoco hace bien dormir 12. Los adolescentes necesitan nueve horas y los más pequeños casi 10. En todos los casos está bastante lejos a lo que tenemos como horas de sueño.

¿Sirve dormir la siesta para recuperar sueño?

DG: No si la recuperación del sueño nocturno es crónica, porque necesitas las horas continuas de sueño durante la noche. En general todos tenemos una caída de alerta, generalmente después de comer —que no esta relacionado con haber comido sino que está asociado con tu ciclo de sueño— viene bien una siesta de media hora o 20 minutos, pero la siesta excesiva puede ser contraproducente porque te despertás de mal humor y más somnoliento.


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¿Cómo se diferencia eso en las edades?

DG: Los adolescentes suelen ser búhos. Suelen acostarse más tarde, es algo natural en esa edad, con ese cuerpo. Uno siendo grande lo ve raro, pero dentro de ellos las agujas de su reloj les dicen: “están bien que te estires un poco más”. El problema es al día siguiente, los colegios secundarios siguen empezando a las 7 am.

¿Cuáles son las consecuencias? Supongo que no se puede cambiar una ley educativa tan fácil

DG: Todos los adolescentes que van al colegio por la mañana están dormidos las primeras horas de clase. Si hiciésemos una manipulación pequeña, por ejemplo retrasar una hora los inicios de las clases en secundario, los beneficios serían increíbles: los chicos faltarían menos, se enfermarían menos, estarían de mejor humor y las notas serían mejores. En argentina seria difícil porque muchas de las escuelas tienen turno tarde y algunas son turno noche, pero el cambio es factible.

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