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lunes, 21 de enero de 2019

La escultura de Ronald McDonald crucificado causa mucha indignación

Artículo publicado originalmente en Munchies Estados Unidos.

En los capítulos finales de su novela de 1883, Au Bonheur des Dames (El paraíso de las damas), Émile Zola hace una comparación bastante vigente entre la tienda departamental que da título a la novela y la religión organizada. "Las iglesias, que fueron abandonadas gradualmente por aquellos de fe dudosa, fueron reemplazadas por su tienda", escribió. "Las mujeres pasaban sus horas de ocio en la tienda, esas horas de emociones inquietantes que antes pasaban en las profundidades de una capilla [...] Si hubiera cerrado sus puertas, habría habido un levantamiento en la calle, un clamor desesperado por parte de los fieles cuyo confesionario y altar habría sido abolido".

El conflicto entre la cultura del consumo y la religión contemporánea es también la base de la exhibición artística Sacred Goods, en la que una docena de artistas "emplean símbolos religiosos para criticar la invasión de la cultura del consumo en nuestras vidas" y "criticar la forma en que las religiones utilizan los valores y las prácticas del consumo para prosperar". La exposición itinerante actualmente se encuentra en exhibición en el Museo de Arte de Haifa en Haifa, Israel, donde ha causado escándalo e indignación entre los cristianos locales.

Aunque Sacred Goods se inauguró a principios de agosto, las fotos de una escultura llamada "McJesus" empezaron a circular en las redes sociales la semana pasada, y cientos de cristianos molestos se han hecho presentes en las afueras del museo. (No estamos seguros de qué versículos de la Biblia instan a lanzar bombas incendiarias a la puerta principal del museo —Molotov 3:29, ¿podría ser?—, pero eso es lo que están haciendo). Y sí, su furia está dirigida a una obra del artista finlandés Jani Leinonen, que presenta la crucifixión de un demacrado Ronald McDonald.

Según Associated Press, los líderes de la iglesia acudieron a la corte del distrito, exigiendo que saquen del museo a McJesus y su cruz de madera, mientras que el Ministro de Cultura israelí está pidiendo también que la "irrespetuosa" pieza sea empacada y devuelta a Finlandia. (Estas personas también quieren quitar de la exhibición a las muñecas Barbie que evocan a María y José, que fueron creadas por los artistas argentinos Pool y Marianela, cuyo pastel en forma de Jesús causó su propia pequeña controversia en Buenos Aires en la primavera pasada).

Pero, lo que es un giro inesperado en la trama, es que Leinonen también le está pidiendo al museo que retire a McJesus, pues dice que, de hecho, nunca debió estar en exhibición. Le dijo al Jerusalem Post que no quería que su trabajo se mostrara en el Museo de Haifa, o en ningún otro museo de Israel.

"Me uní al Movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que defiende el simple principio de que los palestinos tienen los mismos derechos que el resto de la humanidad", afirmó Leinonen. "Israel usa abiertamente la cultura como una forma de propaganda para blanquear o justificar su régimen de ocupación, su colonialismo y segregación racial sobre el pueblo palestino. Por lo tanto, no deseo ser parte de esta exposición y le pedí al museo que quitara mi obra de arte de la exhibición".

Leinonen dijo que ya ha enviado dos peticiones al Museo de Arte de Haifa, solicitando que McJesus sea retirado. Sin embargo, el museo dice que la pieza es un préstamo de la Galería Zetterberg en Helsinki, y que nadie de la galería ha solicitado su retiro.

"La galería respetará el acuerdo de préstamo con el Museo Haifa y la obra permanecerá a disposición del Museo hasta el final de la exposición, como se estipula en el contrato", le dijo a MUNCHIES Ellinor Jansson, directora asociada de la Galería Zetterberg. "Por supuesto que tratamos de considerar los deseos de nuestros artistas; sin embargo, como galería, no tomaremos parte en sus intereses personales o políticos".

Hasta el momento, más de 30,000 personas han visto "Sacred Goods”" en el Museo de Arte de Haifa, y quién sabe cuántos más usarán esta controversia como una excusa sólida para visitarla la exhibición. A pesar de las protestas de los cristianos y de los funcionarios del gobierno, el director del museo, Nissim Tal, dice que McJesus no irá a ningún lado. "Si vetamos el arte, después los políticos nos exigirán eliminar otras cosas y terminaremos solo con fotos coloridas de flores en el museo", le dijo a la AP.

Tal accedió a pegar un cartel en la puerta del museo, advirtiendo a los visitantes que algunas de las piezas en exhibición podrían ser ofensivas.

Jelisa Castrodale https://ift.tt/eA8V8J

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