Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
Cuando Roxanne Parsons tenía seis años, su mamá se dio cuenta de que narraba su vida diaria. "Ella llenaba los silencios, como, 'Mira eso ahí afuera de la ventana', y, 'Eso es muy genial'", explica Emma, la mamá de Roxanne. "No fue sino hasta un poco después que me di cuenta de lo que estaba haciendo; estaba actuando como si estuviera en un canal de YouTube".
Como muchos niños, Roxanne ha crecido con YouTube, y Emma dice que su hija solo ha visto TV terrestre "un puñado de veces en toda su vida". No sorprende que la colegiala, ahora de diez años, quiera ser una YouTuber. "Lo que me pone nerviosa es exponer su rostro", dice Emma, quien todavía no le ha permitido a Roxanne crear un canal. Afortunadamente, existe otra opción. En los últimos meses, Roxanne ha estado jugando el juego de simulación Youtubers Life OMG!
Lanzado para Xbox One, PS4 y Nintendo Switch en noviembre de 2018, Youtubers Life OMG! es el tipo de cosas que las personas consideran como una señal del apocalipsis inminente, aferrándose a sus memes de "¡No quiero vivir más en este planeta!" como si fueran perlas. Aún a pesar del descrédito, el juego —que es como The Sims, sino que en lugar de ahogar al personaje de uno en la piscina, intenta que se convierta en un vlogger famoso— ha vendido más de un millón de copias. Nos guste o no, Youtubers Life OMG! pone en evidencia mucho de la vida moderna.
El juego inicia con un video en el que un YouTuber exitoso habla sobre lo exitoso que es. "Administro mi propia red", es la tercera línea que el jugador lee en el juego; naturalmente, la audiencia joven sabe exactamente lo que esto significa. A partir de ahí, uno escoge la apariencia de su personaje y selecciona entre seis tipos de personalidades, uno de los cuales es simplemente "lleno de dinero". Desde hace algunos años, el dinero ha sustituido a la personalidad en YouTube; prosperan vídeos titulados "Gasté 10.000 dólares en...", mientras que Jake Paul —el segundo YouTuber con más ganancias en 2018— tiene una canción (una canción que ha sido vista 28 millones de veces) con la letra "Gucci, Louis, Prada, es un hábito".
Esto —combinado con el hecho de que muchos padres no quieren permitirle a sus hijos tener un canal de YouTube real— podría explicar el éxito del juego. "Me han preguntado, muchas y muchas y muchas veces, si pueden hacer vídeos para YouTube; pero nunca los he dejado", dice Theresa Ironmonger, madre de Nathaniel y Samuel. "Siento que son demasiado jóvenes —y demasiado sensibles— para lidiar con la arremetida de la maldad pública general que flota por Internet. Siento que es mi trabajo vigilarlos hasta que crea que pueden manejar la negatividad de una manera segura".
Entonces, ¿realmente Youtubers Life OMG! es algo que deberíamos menospreciar? Aparte del hecho de que le falta un apóstrofe, el juego es en su mayoría inofensivo. Si algo, sufre de ser demasiado realista (yo tengo 22 suscriptores y he ganado 3 dólares en ingresos por anuncios). La Dra. Elnaz Kashefpakdel, jefe de investigación en Education and Employers (la organización benéfica que desarrolló el estudio que encontró que el 6 por ciento de los niños quieren trabajar en redes sociales) dice que tenemos que empezar a aceptar el hecho de que los tiempos están cambiando.
"Los niños en las escuelas primarias son la siguiente generación de nuestros empleados y líderes; ¿cómo podemos ignorar el hecho de que la Internet y la tecnología van a ser el pilar básico de su carrera?", dice. "La transición convencional de la escuela al trabajo ya no es la regla. Las rutas al mercado laboral ahora son muy diversas y no hay correctos o incorrectos. Las familias y las escuelas deberían ser abiertas a esto y enriquecer las aspiraciones e infundir la idea de que cualquier cosa es posible".
Gardner —quien ahora tiene tres antiguos pupilos que decidieron ganarse la vida como YouTubers— coincide, y dice que incluso dedicarse a YouTube de forma temporal puede impresionar cuando se trata de obtener prácticas de aprendizaje. "Si las personas han estado haciendo sus propios videos de YouTube, eso impresionaría bastante, porque muestra iniciativa, muestra empuje", dice.
Después de nuestra charla, Emma, la mamá de Roxanne, decide que es tiempo de dejar a su hija tener un canal de YouTube, siempre y cuando ella no muestre su rostro. En cambio, Roxanne quiere usar el canal para mostrar sus animaciones caseras. "No quisiera, como, tener cámaras en el rostro, es más costoso y no quiero gastar más dinero. Lo único que quiero hacer es vídeos", dice la niña de diez años. "En general soy muy creativa".
Lo que queda es decir: los chicos están bien, ¿no? ¡No olvides suscribirte!
Amelia Tait http://bit.ly/2FAjrwE
No hay comentarios:
Publicar un comentario