Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.
"Tenemos que hablar".
¿Esa frase lleva a tu mente a la peor conclusión posible, o te sientes abierto y optimista sobre la sorpresa que se acerca?
Si eres alguien que reacciona de la segunda manera, necesito que seas mi mentor personal—solo escribir esa oración hipotética hizo que mi estómago se encogiera. Pero si eres pesimista como yo y asumiste inmediatamente lo peor, un nuevo estudio sugiere que se lo debemos a nuestros cerebros perezosos.
Un equipo de investigadores, liderado por Maital Neta en la Universidad de Nebraska-Lincoln, usaron máquinas cerebrales de escáneres de IRM para explorar cómo reaccionan las personas a expresiones de incertidumbre, y encontró que una respuesta negativa es más rápida y sencilla que una positiva.
Su trabajo fue publicado en la edición de septiembre de Social Cognitive and Affective Neuroscience.
Los investigadores le pidieron a 51 participantes que miraran fotos de caras felices, enojadas, y sorprendidas, y calificaran cada imagen como positiva o negativa. Esto le dio a los investigadores una idea de cómo estos individuos veían estas reacciones en general. Una semana después, esos participantes fueron llamados de nuevo para una sesión de seguimiento dentro de un equipo de IRM, y que vieron caras asustadas, sorprendidas y neutrales. Para algunos conjuntos de imágenes, les pidieron que bien mantuvieran sus impresiones originales de las caras, o que replantearan sus respuestas para que fueran más positivas. La forma en que las partes del cerebro respondían a cada tarea esclareció qué tan capaces eran de reformular su pensamiento.
Los investigadores encontraron que el cerebro busca respuestas negativas más rápida y fácilmente que las reacciones negativas, especialmente en personas jóvenes. Mientras envejecemos, típicamente nos convertimos más capaces de evaluar cuando algo es realmente negativo, o simplemente incierto—pero solo si aprendemos a regular esa negatividad instintiva. Gente con conexiones más fuertes entre la amígdala y otras áreas del cerebro tenían reacciones más positivas a la incertidumbre, porque eran capaces de repensar mejor los significados de las imágenes.
"Las personas que parece pueden aprender a ser capaces de ver estas cosas como positivas están aprendiendo a anular esa reacción negativa inicial, probablemente de la misma forma en que aprendemos a controlar o regular nuestras emociones cuando nos volvemos adultos", me dijo por correo Neta. "También hemos visto que los adultos mayores tienen una interpretación más positiva de estas imágenes, y creemos que, al menos en parte, eso se debe a que ellos están realmente motivados a enfocarse en las cosas buenas y a ignorar (a falta de una mejor expresión) las potenciales cosas malas en su mundo. Por supuesto, si algo es claramente malo, no pueden ignorarlo... Pero en estas situaciones en donde podría ser bueno, deciden enfocarse en eso".
Neta me dijo que el equipo espera que fuera de esta investigación, las personas puedan aprender a ver las cosas desde una variedad de perspectivas. No todo el mundo tiene las mismas reacciones a las mismas circunstancias, incluso si la respuesta parece obvia.
"Esperamos que las personas aprendan que pueden ver las cosas en un espectro más positivo", dijo Neta. "Si se toman el tiempo para considerar las opciones y no se van únicamente con su respuesta más rápida o más inmediata, podrían aprender a ver la otra cara de la moneda. Así, si uno no está feliz con sus propias respuestas o experiencias emocionales, uno puede aprender a cambiarlas... Pero podría tomar algo de tiempo".
Samantha Cole https://ift.tt/eA8V8J
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