Artículo publicado por VICE México.
Al interior de ocho cajas de zapatos, con un orden impecable y una densidad de ocupación altísima, viven cerca de 2,047 envoltorios de alfajores. Esta colección, quizás la más grande en su tipo, es de Lucas Accinelli, un joven argentino de Buenos Aires que, en sus 33 años, además de ser preparador físico, se ha dedicado a coleccionar cientos de envoltorios de alfajores.
Los alfajores, ese hermoso y dulce manjar que se ha hecho popular por su exquisitez y perfección en sus sabores, ha recorrido millones de paladares en Perú, Argentina, México y Costa Rica, encontrando su origen en los alfajores de Andalucía, y en los alajús de Castilla, con quienes guardan más parecido.
Cuenta la historia que fue en Perú y en Venezuela donde se vieron por primera vez estos postres, importados por las tropas españolas durante el siglo XVI, mismos que ya aparecían en la literatura de aquellos momentos. Este tipo de dulces se relaciona con otros de origen árabe, como el turrón. Lo que sí es importante recalcar, es que la palabra alfajor puede estar relacionada con muchos tipos de dulce, pero el antecedente más exacto de estos —dos galletas unidas con un centro cremoso—, podría ubicarse en los andaluces de Valverde del Camino, una provincia española en Huelva. Pero siendo objetivos, cada alfajor ha ido adaptándose y transformándose de acuerdo con los lugares donde se desarrolla, con las características y toques personales de cada país.
Lucas vive en Argentina, es un coleccionista de envolturas de alfajores, y cuando encontré su proyecto en Instagram lo busqué para que me contara como empezó todo. “Empecé desde muy chico. Tenía una vecina llamada Celina Troilo que siempre me traía alfajores porque el hijo era trapichero y conseguía alfajores artesanales de fruta, de higo y otros gustos. Los traía de Córdoba, de Mendoza y otras provincias de Argentina, y como siempre traía muchos, me regalaba”.
Pero el gusto de Lucas venía desde antes: “Mi mamá me contaba que ella los usaba como separadores. Después de que los comía, ponía los envoltorios dentro de los libros cuando quería marcar donde dejaba de leer. Desde ahí los tengo y siempre había tenido esa costumbre, pero no fue hasta el año 2000 que decidí juntarlos y coleccionarlos de forma personal”, me cuenta Lucas.
Lucas ha probado una infinidad de alfajores, pero tiene sus destacados: “Mi alfajor favorito siempre fue el Havanna con frutilla. Me gustó esa combinación, pero hace dos años probé otros de Mar del Plata que se llaman El Cóndor y, la verdad, es que el de chocolate con frambuesa es mi nuevo favorito”. Cuando le pregunté por el más valioso, me respondió: “El alfajor más valioso que tengo es el Arcor Blanco y Negro de Banana Split, 48g. Este fue el primer alfajor que coleccioné, lo guardé porque era muy rico. Y mi envoltorio favorito es el Play de Punta Ballena”. Si pudieras diseñar uno, le pregunté: “Haría uno con cobertura de chocolate y crema de avellanas”. ¿Y venderías tu colección? “Jamás la vendería, es algo que hago desde muy chico y, además, soy un gran fanático de los alfajores”.
Mira nuestros envoltorios favoritos abajo:
Luis Carreño https://ift.tt/eA8V8J
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