Artículo publicado originalmente por VICE Canadá.
Nunca creí que viviría un martes por la noche que terminara con una llamada telefónica con el crushcolectivo de verano de 2018, Noah Centineo, pero ahí estábamos.
"Hola, ¿Sophie?" pregunta tan pronto como contesto el teléfono. Está sonriendo. Es obvio, incluso por teléfono.
El chico de 22 años —cuyo carismático papel como Peter Kavinsky en To All the Boys I’ve Loved Before de Netflix lo lanzó a la fama en agosto— rápidamente se tomó Internet de la nada. Fanáticos en Twitter, Facebook, Instagram, y más cayeron presos de su carisma y su mota de cabello perfectamente imperfecto.
Como los otros jóvenes galanes de hoy en día —Harry Styles, Michael B. Jordan, el elenco completo de Riverdale— su efecto ha sido algo así como el de Zac Efron en 2006. Apuesto, de voz grave, sano, con una buena sonrisa; fue, de buenas a primeras, amado, apoyado, invitado a todos los talk shows y a todos los segmentos mediáticos ingeniosos de vídeo con entrevistas/cachorros/fiestas/juegos.
Pero él fue el hombre de 2018. Internet ya ha estado buscando su chico dorado de 2019. Centineo es una presencia menor en nuestros scrolls diarios por las redes sociales, y su nombre ya no es mencionado en todas las conversaciones cotidianas. Algunos medios han reiterado dosis contundentes de escepticismo sobre su madurez, su destreza, su ascenso a la fama absurdamente rápido. ¿Ha perdido en su momento de fama? ¿Su ímpetu se está ralentizando? ¿Simplemente es alguien bien ensayado para las entrevistas, que regurgita el mismo contenido pulido en un esfuerzo por proyectar ser un paquete perfecto mientras intenta mantener relevancia en la industria?
Estoy a punto de averiguarlo.
Me dijeron que solo tendríamos quince minutos para hablar. Él decide alargarlos a 42. Me dijeron que su agente me llamaría y me conectaría con él vía número privado. En cambio él me llama de un número personal de Florida. Incluso intercambiamos mensajes de texto unas semanas después.
Su rechazo casual a seguir las "reglas" estándar de su profesión y de la fama creciente es la primera cosa percibo, y me hace cogerle cariño de inmediato. Hace su singularidad todavía más obvia. Porque Centineo no es el típico chico dorado de Hollywood. Él se sube a las señales de tránsito en las sesiones de fotos. Él escribe y maldice a la poesía en Internet; ocasionalmente al mismo tiempo. Él expresa alegría con todo su cuerpo y no parece tener un filtro.
Antes de Kavinsky, protagonizó por cinco años el drama familiar progresivo The Fosters, e hizo una aparición en el vídeo musical de Camila Cabello, Havana. Desde Kavinsky —y el posterior papel de Jamey en Sierra Burgess is a Loser de Netflix— Centineo sigue consiguiendo papel tras papel; en medio de otros proyectos programados para estrenarse en 2019, recientemente fue reclutado para el muy anticipado remake de Charlie’s Angels de Elizabeth Banks.
Centineo se ríe con frecuencia, escucha activamente, y hace sonar sus dientes cuando está pensando. Él explica que se ha dado cuenta de la molestia que viene de la mano con la notoriedad; en concreto, que el público siente que tiene un grado de pertenencia sobre su vida. "No quiero cerrarme a personas o a oportunidades", dijo. "Pero también he aprendido cómo protegerme a mí mismo".
Dado el alboroto de lo que fue, muy literalmente, fama de la noche a la mañana (obtuvo más de un millón de seguidores en Instagram en una sola tarde), ciertamente ha tenido que modificar la forma en que lleva su vida personal. Ya no puede publicar en redes sociales sobre el lugar donde está porque tendría que controlar una invasión de fans y paparazzis, visibilidad de la que dice estar agradecido, aunque se preocupa por cualquier persona con la que está; no quiere que la atención los haga sentir incómodos.
Ahora se pregunta si las personas que conoce podrían tener objetivos ocultos. Él hace lo mejor por mantenerse con los pies en la tierra pues teme quedarse atrapado en las distracciones que vienen con la vida en el centro de atención. Y es muy consciente de su privilegio; estos son lo que él llama problemas "hermosos".
"Hay ciertas publicaciones o compañías que quieren algo de mí, pero simplemente no me siento cómodo dándoselo", elabora. "Y, como que, yo rechazo la idea, y de repente soy un imbécil porque no me sentía cómodo haciendo algo. ¿Sabes? Es interesante".
Es increíblemente fácil hablar con Centineo. En parte es por su inherente —y cordialmente coqueto— encanto. Y la otra parte es su curiosidad inherente. Me insiste por varios minutos para que le cuente mi historial dental.
"Espera, ¿te han sacado 16 dientes? Por... por... ¿por qué? Como, ¿dientes de leche también?"
Le explico que tenía demasiadas filas de dientes incisivos. Él está murmurando afirmativamente a lo largo de la historia. "Eso es brutal", dice finalmente. "¿Te has hecho pruebas para saber si tienes superpoderes? Probablemente deberías hacerlo".
La nueva vida que lleva ha sido una transición emocionante para Centineo, incluso mientras intenta mantener un estilo de vida balanceado y anclado a tierra. Nacido y criado en Miami antes de mudarse a Los Ángeles cuando era un adolescente, la estrella en ascenso dice que el olor a césped recién cortado todavía le recuerda a casa. Él medita todos los días, dice que dormir es su actividad favorita, y disfruta comer vegano, aunque no se considera a sí mismo uno ("Estamos en el 2018. [Los veganos] han descifrado sus recetas).
Él está tocando el piano, suavemente. Tras sus palabras, una nota, un sonido, aquí, allá, acentuando una nueva forma de hablar que es introspectiva y extrovertida a la vez.
Le pregunto cuál es la cosa por la que se siente más nostálgico.
"Amor", suspira, sin pausa ¿Qué es su amor? Es seguridad, apoyo, el reto de ser la mejor versión de si mismo.
Me cuenta relatos de ocasiones en las que se ha enamorado a primera vista. Me cuenta de citas en las que ha estado (una vez hizo bungee jumping con alguien, pero conectó más con una chica a quien conoció en una simple cita con café). Admite que recientemente lloró leyendo un guión—un drama amoroso existencial—porque se conectó profundamente con él.
"Para mí, cuando uno está llorando, está alineado con algún tipo de verdad", dice. "Alguna verdad interna. Es por eso que uno llora. Uno se identifica. Es simplemente honestidad suprema".
Sobre el tema de la honestidad, él está dispuesto a admitir que es un coqueto.
"Sí, no, yo coqueteo con la gente", acepta.
Lo duda.
"Creo que necesito retirar lo dicho".
Pero quiere defenderse. "Cuando estoy con alguien le doy mi tiempo y le doy mi energía", dice, "porque, ¡me gusta hacer que alguien se sienta amado! Y hacer que se ría, y simplemente, como, estar ahí para esa persona".
Cuando él está realmente enamorado de alguien, dice, le cuenta de inmediato. En este momento tiene una chica en su vida (los fans se pueden decepcionar al escuchar que no es su co-protagonista de To All the Boys, Lana Condor, ni su co-protagonista de Sierra Burgess is a Loser, Shannon Purser) y él se asegura de decirle a esta chica constantemente del crush tan grande que tiene por ella.
Para este momento me he dado cuenta de lo que hace a este "chico cool" único. Es un enfoque intenso en sus sentimientos y en los de otros; sus sentimientos a flor de piel, en su mano tendida; es la forma en que se apodera de su inteligencia emocional, usándola con una naturalidad casi desconcertante y con seguridad.
Pero aunque es espiritual y considerado, no se toma a sí mismo muy en serio. Tiene un corazón joven y un estilo especialmente inspirador de energía juvenil.
Me dice que una de sus habilidades es encontrar formas creativas de meterse en las azoteas. Y de vez en cuando disfruta comer comida chatarra compulsivamente, incluso cuando le gusta mantener una dieta saludable.
"Los Sweet Tarts son lo mejor", dice "10/10".
Sin embargo, una anotación: no quiere que nadie le envíe Sweet Tarts.
"Escuché que eso le pasó a Justin Bieber", explica. "No porque yo sea remotamente tan cool como él. Pero aparentemente, él dijo, 'Oh, me encanta este dulce', y la gente se lo envió, y luego se hartó de ellos. Como una canción que uno pone una y otra vez".
Ha creado una reputación para las comedias románticas adolescentes. Pero quiere expandirse, dice: escribir y dirigir y producir, pero también a artes más tangibles, como el espacio de artes visuales.
"Yo actúo, pero no soy necesariamente un actor", explica. "La actuación es solo la primera cosa que las personas ven cuando me miran. Así que me gustaría hacer más cosas".
Espera usar su plataforma para lo que él dice son los "muchos" problemas sociales cercanos a su corazón; dice que tiene un proyecto confidencial en manos con un sector sin ánimo de lucro y espera descubrir una manera de arreglar lo que denomina una cultura estadounidense que "necesita cambiarse".
También tiene muchas cosas que decir sobre los jóvenes y sus responsabilidades para consigo mismos y con las mujeres mientras crecen y se vuelven participantes activos de la coyuntura social actual.
"¡No es que [los hombres] simplemente nacieran misóginos! Fuimos enseñados con esta ética y moral", dice. "Y es una cosa de género porque claramente un género ha sido oprimido íntimamente por mucho más tiempo que el otro. Es hora de que demos un puto paso adelante y tengamos devoción y respeto por el otro".
Le recuerdan a Centineo que tiene que hacer otra llamada en unos pocos minutos. Pero él recuerda que tengo una amiga que cumple años al día siguiente, y me pide que le diga que él manda decir feliz cumpleaños.
Le digo de forma burlona que entiendo por qué hace que las mujeres se derritan.
"Oh, Diooos", canta con buenos tonos naturales. "¡Ya para!".
Pero quiero saber por qué las mujeres se derriten por Kavinsky.
"Mmmm", murmulla Centineo. "Él es joven, es atlético, es sensible, y es accesible emocionalmente. Y a él le importa. Está pasando por algo con su familia, y le importa lo que está viviendo Lara Jean. Y creo que simplemente es un chico realmente bueno".
Intercambiamos cumplidos y él murmura una despedida: "Gracias, amor".
Me siento ahí por un minuto, pensando cómo, de alguna manera, acabo de tener una conversación con Peter Kavinsky. Dije tonterías por teléfono con Jamey, logrando conocerlo como Sierra Burgess lo conoció.
Pero mientras Kavinsky y Jamey son de ficción, y se están volviendo nombres menos prominentes en nuestros scrolls diarios por las redes sociales, Noah Centineo está aquí, y es real, y —a pesar de que 2018 está terminando— no se va a ir a ningún lado. Y para los fans, productores, y todas las chicas que él ha amado antes, eso hace toda la diferencia.
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