Artículo publicado por VICE México .
El partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es el que más rápido ha llegado al poder. Nacido apenas en 2014 (aunque era un movimiento desde 2011), ya alcanzó la Presidencia del país y el control del Congreso. Pero su camino no ha estado exento de escándalos internos, en los que sale a relucir la pronta justicia partidaria que contempla su estatuto.
El pasado 11 de septiembre, todavía con la borrachera mediática del triunfo arrasador en las urnas, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena expulsó a Maribel Aguilar González, excandidata a la presidencia municipal de Irapuato, por falsificar firmas en 91 actas estatutarias.
Desde marzo, la exintegrante de Morena ya había sido despojada de sus derechos partidistas cuando el órgano interno del partido encontró irregularidades (firmas apócrifas) en las actas del Comité de Protagonistas del Cambio Verdadero.
No era la primera vez que el órgano de control interno del ahora partido hegemónico actuaba. En julio de 2017 cancelaron la candidatura por la presidencia municipal de Las Choapas, Veracruz a Eva Cadena, ahora diputada del Partido Acción Nacional, quien fue captada en video recibiendo dinero por supuestos favores políticos que serían utilizados para la candidatura presidencial de López Obrador.
Expulsados famosos y los que se van solitos
En otros partidos también trabajan a marchas forzadas en procesos internos, a veces por iniciativa propia y en ocasiones porque la realidad no les da otra opción, como en el caso de los priístas despojados de su militancia: Javier Duarte, Tomás Yarrington y Roberto Borge, exgobernadores de Veracruz, Tamaulipas y Quintana Roo, separados por desfalco y ligas con el crimen.
En el PAN, poco antes de las elecciones presidenciales, se volvió mediática la salida intempestiva de Ernesto Cordero por su evidente apoyo al candidato del PRI, José Antonio Meade, y sus constantes ataques a su correligionario, Ricardo Anaya. Fue marginado de sus derechos de militancia cuando ya había infligido todo el daño posible.
Pero hay otras vías para salir del PAN y una de las más socorridas es el “portazo”. Así renunció al blanquiazul Margarita Zavala, tras denunciar inequidad interna en la lucha por la candidatura presidencial, por lo que se vio orillada a competir por su cuenta. Su esposo, el expresidente Felipe Calderón, también dejó a un lado su militancia en noviembre, luego de décadas de pertenecer al partido de la “brega eterna”.
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El caso más reciente es el de Rebeca Clouthier, hermana de Tatiana (Morena) e hija de “Maquío”, histórico postulante opositor, quien expuso sus motivos en un video: “Renuncio al Partido Acción Nacional pues nunca consentiré faltarle al respeto a las mujeres y hombres que, como Manuel Clouthier, el Maquío, mi padre, entregaron hasta la vida por sus ideales”.
Morena lleva la ventaja, no tanto en el número de expedientes, sino en el porcentaje de efectividad, pues su estatuto está diseñado para impartir justicia partidaria “pronta, expedita y con una sola instancia”. El Artículo 49 (inciso e) le confiere a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia la potestad para “actuar de oficio en caso de flagrancia y evidencia pública de violación a la normatividad por algún o alguna protagonista del cambio verdadero”.
Desde 2015, Morena ha reportado oficialmente más de 500 procesos internos iniciados por su órgano de control, los cuales derivaron en la remoción de 85 militantes –ya sea de algún cargo o del partido–, 94 amonestaciones y ha suspendido los derechos partidistas de sus integrantes en 91 ocasiones. Sin embargo, no son los que más han puesto a trabajar a sus oficinas investigadoras de malos comportamientos.
Izquierda rijosa por tradición
De acuerdo con la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), entre 2015-2018, la militancia perredista generó más de 700 causas, aunque solo 17 quejas en contra de militantes fueron admitidas por su oficina de justicia, pero no transparentaron las sanciones aplicadas. La grilla interna de sus miembros tiene al PAN en tercer lugar con 228 procesos, de los cuales solo 16 quejas fueron aceptadas.
El extinto Partido Encuentro Social (PES) inició 62 procesos en su corta vida y ningún detalle de las causas; Nueva Alianza registra 52 que terminaron con la expulsión de un consejero estatal de Morelos en enero pasado. Movimiento Ciudadano comenzó 28 procesos donde siete exmiembros acabaron fuera.
El Partido del Trabajo (PT) apenas cuenta 15 carpetas pero terminó echando a cuatro de sus feligreses; mientras que el Revolucionario Institucional (PRI) solo ha abierto 11 expedientes en los últimos tres años. El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) no ha reportado ningún proceso interno iniciado hasta el momento.
Javier Martín Reyes, catedrático de la División de Estudios Jurídico del CIDE, explica a VICE que es normal que haya partidos que son más disciplinados que otros que tienen una vida interna más conflictiva, aunque históricamente la izquierda –el PRD en su momento y ahora Morena– han sido los más rijosos, por encima del PAN y del PRI.
“El Verde, el PT, MC son partidos que también tienen un nivel de disciplina muy alto, con liderazgos muy fuertes, que no tienen una vida interna fragmentada como sí la tendría el PRD, por ejemplo”, señala Martín Reyes, especialista en conflictos intrapartidistas.
Perredistas quejosos
Si bien el partido de López Obrador es el único que reporta sanciones contra su variopinta militancia, los perredistas son los más activos a la hora de iniciar procesos internos, como sucedió en abril pasado, cuando desde la dirigencia nacional iniciaron la expulsión del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, por apoyar la candidatura presidencial de José Antonio Meade.
Aunque el caso del mandatario michoacano recientemente fue reabierto por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por supuestas irregularidades a la hora de aplicar el marco normativo, el partido fundado por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas reporta 741 querellas internas, de las cuales más del 90 por ciento involucra a alguno de sus militantes.
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Entre los detonantes de las investigaciones internas que realiza el sol azteca desde 2015 hay principalmente inconformidades políticas de los militantes (121), quejas por los procesos electorales (191), quejas contra algún órgano del propio partido (328) o quejas directas contra miembros del partido (95).
Aunque las casi cien quejas en contra de particulares fueron procesadas por su Comisión Nacional Jurisdiccional, los perredistas únicamente encontraron fundamentadas 16 acusaciones y, a diferencia de Morena, omitieron explicar qué tipo de sanciones aplicaron. En total 30 acusaciones fueron canceladas o suspendidas, principalmente por falta de pruebas, y 30 más se declararon improcedentes o infundadas.
Grilla panista
En Acción Nacional tampoco han estado exentos de escándalos. En agosto pasado el Comité Directivo Estatal de la Ciudad de México comenzó a expulsar de sus filas a militantes por traición. La cifra inició con 17 procesos abiertos, pero hasta noviembre ya estaban confirmadas las bajas de 200 blanquiazules.
Este es el último escándalo interno protagonizado por panistas, quienes entre 2015 y hasta febrero pasado le endilgaron 228 causas a la Comisión de Justicia. Al igual que con sus compañeros de fórmula electoral en los pasados comicios, la mayoría de los casos terminan desechados en los escritorios. Del total de carpetas por procesos internos, en 208 ocasiones las quejas se declararon infundadas, desechadas o sobreseídas.
Únicamente en 21 ocasiones la justicia panista encontró los elementos para declarar la queja como fundamentada o se confirmó la impugnación presentada. El último caso aprobado que reportaron oficialmente se remonta a mayo pasado y fue una queja por supuestas violaciones al procedimiento de designación de candidaturas en Chihuahua, previo a las elecciones locales. Aunque encontraron fundamentos, la oficina interna declaró la queja inoperante.
Morena en punto de mira
Los críticos más férreos de Morena lo acusan de que en aras de llegar al poder le abrieron la puerta a políticos de todo tipo, sin importar su ideología o los escándalos que los precedieron. Con López Obrador invitando a toda la fauna política al partido que fundó, poco a poco fueron llegando personajes tan diversos como Germán Martínez, Manuel Bartlett, Alfonso Durazo o Lili Téllez, todos en posiciones de primera línea.
Esta particularidad que le permitió el triunfo a Morena en las pasadas elecciones podría estarle jugando en contra como exhiben los datos de la Plataforma Nacional de Transparencia. Pero a decir del especialista Martín Reyes, el caso de Morena se debe principalmente a su evolución acelerada como partido político, pues en apenas tres años han experimentado muchos procesos que a otros partidos les llevaron más tiempo, como la creación de dirigencias, de procedimientos, de reglas y de elecciones.
“Se ha generado una impresión de que Morena no había sido particularmente bueno o riguroso en términos de sus registros internos y aquí estamos viendo que en términos de sanciones ellos sí llevan una buena contabilidad”, dice Martín Reyes.
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