Hace unos días Netflix lanzó con bombo y platillo su reboot de Saint Seiya, o Caballeros del Zodiaco, para los que los conocimos en Latinoamérica y crecimos con ellos. Como era de esperarse, todo pinta para ser un completo desastre. Parece que al servicio de streaming no le bastaron las numerosas críticas por haber hecho una versión live action bastante mediocre de un clásico como Fullmetal Alchemist o con haber destrozado un producto bastante más contemporáneo, como Death Note. Ahora se metió con los caballeros de Atena y el público no está nada contento. Y es que las fallas no son pocas. Para empezar el doblaje es lamentable, tanto que llamó la atención a los primeros segundos de ocurrido el avance. Únicamente las voces de Shiryu (El Caballero Dragón), Ikki (El Fénix) y Atena se mantienen, recontratando a Ricardo Mendoza, Marcos Patiño y María Fernanda Morales, respectivamente. Era obvio que la voz de Seiya no iba a ser la misma que recordábamos en el doblaje de los 90, dado que el actor de doblaje Jesús Barrero falleció en 2016, dejando a muchos fans desconsolados.
Pero hay otras decisiones tomadas por Netflix en cuanto al doblaje que, de verdad, no eran ni necesarias ni parecen remotamente acertadas. En el caso del Caballero del Cisne, que había sido interpretado por años de manera brillante por el actor René García, se tomó un giro de timón que no era ni esperado ni ha sido bien recibido. En lugar de la voz que todos los fans conocíamos, se optó por la voz de Alfonso Herrera, exintegrante del grupo RBD y protagonista de la telenovela Rebelde. Sí, Alfonso tiene ya 10 años trabajando en doblaje, pero en esta ocasión el personaje le quedó grande. Al respecto de esta polémica, el mismo René García tuvo que hacer una declaración a través de su cuenta de Twitter, en la que se mostró sorprendido por el hecho de que Netflix en ningún momento lo buscó para repetir a su entrañable personaje. “A todos los fans: me voy enterando de que no seré más la voz de Hyoga. @NetflixLAT no se contactó conmigo en ningún momento. Aclaro para que no haya confusiones”, escribió en un comunicado escueto para dejar en claro que a él la decisión le había sorprendido tanto como a los seguidores de la serie.
Pero otro giro inexplicable se dio en la elección del reemplazo de la voz de Seiya. En lugar de llamar a uno de los muchos fans que hacen trabajo más que decente de Fandub, optaron por contratar a Dario Yazbek Bernal (hermano de Gael García) y conocido por su trabajo como Julián De la Mora en La Casa de las Flores. Al parecer Netflix está apostando por replicar la estrategia de asignar sus doblajes a “estrellas” para atraer públicos masivos, sin importarles que el resultado final termine por decepcionar a los verdaderos fans. Cantidad por calidad. Money, money, money.
Pero ojalá el problema de Saint Seiya se limitara al doblaje. El mayor traspié radica en una intención que pudo parecer buena, pero que terminó por ser un desastre: el convertir a uno de sus personajes centrales en mujer. Ya desde hace tiempo no solo Netflix, sino también otras casas productoras han apostado por, en aras del discurso inclusivo, modificar personajes que han terminado por enojar a las bases de fans.
A mediados del año pasado, por ejemplo, el internet ardió porque en la versión live action de Teen Titans, se decidió que Starfire fuera negra, cuando el personaje en el comic en realidad era naranja. Por supuesto no se podía esperar que la actriz fuera color naranja, el cuestionamiento radicaba en que no había manera de justificar esta jugada más allá de cubrir las famosas cuotas raciales (mismas que llevaron a Moonlight a ganar el Oscar a mejor película sólo un año después de que el HT #OscarSoWhite se volviera viral). Además de que en la historia se metía a una Starfire afroamericana sin justificación alguna, el problema radicó en la pobreza de su caracterización.
Pues algo semejante pasó en la versión de Caballeros del Zodiaco para Netflix. Sin que hubiese justificación alguna, sus creadores y en particular su nuevo guionista, Eugene Sun, tomaron una decisión que terminó por enterrar este proyecto en la simpatía de los fans: convertir a Shun, uno de los personajes centrales, en mujer. Para nadie era un secreto que en la trama, Andrómeda representaba a una constelación femenina, razón por la cual en la primera parte de la saga su armadura incluso tenía senos. Esta decisión le valió tantas críticas a Eugene Sun, que sólo unos días después de mostrar su proyecto, decidió cerrar las redes sociales donde los fans le mostraban día y noche su descontento.
Pero hablemos un poco más de Andrómeda, ese caballero de bronce que siempre se salió del molde. Shun era todo lo que sus otros compañeros no eran: era un caballero que no buscaba pelear, no era violento, en su figura se representaba una masculinidad distinta y frágil que resaltaba en esa sobredosis de testosterona. De hecho, Shun, para evitar lastimar a sus compañeros, en lugar de ganar su armadura en un duelo, decide someterse a un sacrificio que alude al mito de la Andrómeda encadenada ante el kraken en la mitología griega.
Pues bien, los guionistas decidieron borrar de un plumazo al único hombre que no buscaba venganzas sangrientas y que se cuestionaba en varias ocasiones sobre el verdadero propósito de pelear y lastimar a sus semejantes. Pero más aún: en un intento por cubrir las famosas cuotas de género, eliminaron de la trama momentos icónicos y que además hacían que la comunidad LGBTQ se sintiese representada. En la batalla de las 12 Casas, en la casa de Libra, en la historia original, Shun decidía “calentar con su propio cuerpo” a uno de sus amigos, mostrando así uno de los momentos más gay en la historia del anime.
¿Qué quedará de esa épica secuencia ahora que Shun deje de existir como lo conocemos y sea reemplazado por una chica? Sólo una historia más entre un hombre y una mujer. Pero no sólo eso, también quedan muchas otras inconsistencias en la trama. Tanto en el manga como en el anime, se explica que “los caballeros femeninos” (como Shaina de Ofiuco y Marin de Águila) deben pelear siempre con una máscara y que si un hombre llegara a contemplar sus rostros, ellas deberían amarlos y odiarlos. ¿Cómo es que de la nada, de repente, un caballero femenino pelea sin máscara? ¿Por qué Marin conserva la suya? ¿Recurrirán a la vieja confiable, como en Los Simpson diciendo que “un hechicero lo hizo”?
De momento, este reboot tiene muy pocos episodios confirmados aún. Supongamos que los fans lo aceptarán bien y que pasarán por alto que ahora los Caballeros del Zodiaco lidian con tanques de guerra y helicópteros (¿¡!?). ¿Qué harán cuando llegue la Saga de Hades? ¿Ahora nos encontraremos con que El Dios del Inframundo reencarnó en el cuerpo de una mujer (Shaun, la versión femenina de Shun) y ahora sí la historia terminará de perder todo sentido?
Si Netflix hubiese querido verse realmente progresista, hubiese sacado del clóset a Shun, personaje que para todos es evidentemente gay, y le hubiese dado el rol preponderante que sólo alcanza hasta la saga de Hades. También pudo haber reevaluado el papel de Atena y no presentarla, como siempre ha pasado, como una damisela en apuros en espera de que los hombres la rescaten. Una Diosa Atena empoderada, personajes femeninos más fuertes, pudieron ser mejores opciones. Pudieron hacer mucho, mucho más, pero se fueron por el camino fácil: las cuotas de género. Ay Netflix.
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