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martes, 18 de diciembre de 2018

Rayones divergentes: una radiografía a las paredes de América Latina

Artículo publicado por VICE Colombia.


“El grafiti es para los cholos de la frontera, los chavos banda de la ciudad de México, para grupos equivalentes de Buenos Aires o Caracas, una escritura territorial de la ciudad", señaló en alguna oportunidad el académico argentino Néstor García Canclini. Para el escritor uruguayo Eduardo Galeano, por su parte, "el grafiti también es literatura y las paredes son la imprenta de los pobres, aquellas que revelan lo que los diarios mentirosos ocultan".

Una simple marca, un tachón ilegible, el nombre de un amigo caído, o un reclamo al sistema opresor, en nuestro amado continente cobra otro sentido. Fiel al espíritu subversivo del arte callejero, Latinoamérica ha propiciado un sinnúmero de grafiteros, muralistas y virtuosos de tags hechos de letras para narrar su día a día desde una postura crítica, social y política. Divergentes del sistema y fieles a su intrépido espíritu parido en las calles, arquitectos de ciudad con salario no remunerado: junto a Volcom fuimos en busca de esos rayones divergentes que le han dado voz a las paredes sigilosas que custodian nuestra América Latina. Obreros del arte que, desde sus oscuros y caóticos talleres de barrio, están transformando la cara de ciudades olvidadas.

Estos son algunos de los personajes que están creando desde el arte urbano una nueva estética y representación latinoamericana.

Gordopelota

[Argentina]

El fútbol, el deporte más popular del planeta, bombea la sangre con una presión distinta en América del Sur. Basta mirar a los barrios, los potreros y las muchas canchas que abundan en la región para encontrar el mismo presagio y la misma mirada: la que ve a la pelota como el único acto de magia en que se puede creer.

Esta mística barrial es la que transmite Gordopelota, un artista argentino que también decidió creer en la pelota y el fútbol como un medio de escape. Como bien queda reflejado en su seudónimo, la particularidad de este bonaerense es pintar personas gordas en entornos tradicionales del fútbol de barrio: un gordo tratando de coger un balón atascado debajo de un carro, varios gordos estirando alrededor de una mesa llena de botellas de cerveza antes de entrar a la cancha, o el “chef” gordo del equipo preparando el asado una vez terminado el cotejo futbolero. Sus pinturas, sin importar de dónde sea uno, transportan de inmediato hacia cualquier calle argentina, lugares donde las camisetas de Juan Román Riquelme, el ‘Burrito’ Ortega y el ‘Kun’ Agüero se conjugan con los quioscos repletos de alfajores en el barrio San Telmo, o con los choripanes y botellas de cerveza de La Boca.

“Lo que me encanta del juego y por lo que me gusta pintarlo, es que termina siendo la contracara o el lado B del profesionalismo, donde te toca ver jugadores que los entrenan desde niños como máquinas para que generen millones. Se olvidan de la vida real, viviendo solo para comprarse Ferraris y no poder disfrutar su plata porque no pueden salir por la noche, no pueden tomar alcohol, no pueden hacer la vida normal de un pibe de veinte años”, dice Gordopelota. Para él, el fútbol es de amigos, y es precisamente ese fútbol el que trata de reivindicar con su arte, donde reunir la plata para pagar la cancha, las camisetas rotas, los guayos sucios, el asado y las birras después del partido se convierten en el verdadero espíritu del juego.

Toxicómano

[Colombia]

Esténcil, grafiti, punk, feos bonitos, futuros perdidos y una Latinoamérica callejera: esto es Toxicómano. Desde hace más de 15 años, este artista colombiano se ha dedicado a desafiar lo establecido, a brindarle una voz a las paredes sigilosas de un país sufrido y luchador que no deja de caminar. Quien camina por las calles de Bogotá, o inclusive por las calles de regiones apartadas y azotadas por la violencia como Los montes de María, puede cruzarse con frases como “Nosotros de rumba mientras el mundo se derrumba”, “No somos falsos, somos positivos” o “Los feos somos muchos más”, todas con la firma de Tóxico. Asimismo, su impronta también se ve reflejada en situaciones y personajes emblemáticos de la cultura colombiana, como Freddy Rincón gritando el gol a la selección alemana en el Mundial de Italia 90, o el gran Gabriel García Márquez con el ojo morado, luego del golpe que le propinó su colega peruano Mario Vargas Llosa.

Toxicómano no le hace venia al sistema, y esto se puede comprobar en el trabajo de su colectivo Bogotá Street Art, el cual conforma junto a sus amigos DJ LU y Lesivo. Desde esta guarida, cientos de stickers, carteles y esténciles se han conjugado con los procesos de cambio social en el continente, convirtiendo el arte urbano en un acto de resistencia que resuena a lo largo de estas montañas enardecidas. Para Tóxico, su gran triunfo es haber logrado el reconocimiento de los rebeldes más jóvenes. “Cuando un joven se encuentra de primerazo con uno de mis muros, le debe pasar desapercibido. Precisamente porque para un pelado ya es normal que la calle esté pintada. Esa es nuestra gran victoria, así muchos no lo quieran aceptar: el grafiti y el street art se adueñaron de Bogotá, la hicieron suya a su imagen y semejanza”. El centro de la diversidad, el fruto del mestizaje y la mejor reunión del caos: esto representa Latinoamérica para este Toxicómano Callejero.

Mush

[Costa Rica]

Lo que comenzó con una simple marca de su equipo de fútbol favorito pintada con betún para zapatos, terminó convirtiéndose en un colorido relato psicotrópico de la cultura mesoamericana. Es así como brota de la diversidad mística de Centro América el artista conocido como Mush, unos de los primeros artistas urbanos surgidos en Costa Rica. Sus rayones reflejan la fina elegancia de la caligrafía, al igual que la experimentación de figuras abstractas como las mandalas, las rosas de viento y los hongos, su elemento más referenciado.

Forjado en las entrañas de PSK (Pintores Sin Kontrol) y THC (Ticos Herbalistas Crew), sus crews y escuelas, Mush continúa empujando los límites del grafiti ‘tico’ bien lejos del plano terrenal, adentrándonos en todo un universo de psicodelia latinoamericana donde simples trazos y texturas cobran vida propia, pariendo criaturas extrañas y hongos alucinógenos provenientes de las entrañas más autóctonas del continente. Aun así, a pesar del universo paralelo que ha pintado a lo ancho y largo de su amada Costa Rica, son muy pocas las personas que en realidad conocen a Mush. Un artista conquistando su nación, a través de color y líneas, un muro a la vez.

Senkoe

[México]

La obra del artista mexicano Senkoe podría decirse que refleja la vida y los conflictos de un país mágico, donde lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación. Con más de una década de trayectoria, este pintor oriundo de la siempre bella Playa del Carmen se ha convertido en todo un referente del muralismo contemporáneo de América Latina. Más allá del esplendor clandestino del grafiti, Senkoe ha decidido recuperar espacios públicos perdidos a plena luz del día, bañando paredones grisáceos con figuras monstruosas y bellas, bien propias de la identidad mexicana.

Inspirado en la naturaleza, en el mar que lo vio crecer, Senkoe se ha propuesto narrar un México distinto, donde la cultura prehispánica sigue presente y las vivencias del subconsciente se revelan ante la tácita moral establecida. Sus alebrijes, xoloitzcuintles, aves y calaveras, además de ser piezas hermosas y minuciosamente ornamentadas, buscan crear una conciencia colectiva acerca de las múltiples problemáticas que aquejan a la sociedad actual. “Latinoamérica es rica en tradiciones pictóricas, en arte, música… justo ahora las tendencias latinas están en lo alto, gracias a todo el mestizaje cultural que tenemos en lo afro, lo indígena, lo identitario”, asegura Senkoe. “Debemos reconocernos como herederos de toda esta tradición artística: inspirarnos en el caos, el ruido, la música, la comida, lo multicolor de los textiles… inspirarnos en el alma de las personas que buscan crear constantemente algo diferente y no inmediato, sino mirando al futuro”. Para este chamán pictórico mexicano, ser fiel a sí mismo es mantenerse coherente entre el decir y el actuar, mantenerse loco y libre sin olvidarse de la raíz, de la calle y de su espíritu salvaje.

Elliot Tupac

[Perú]

El artista que reinventa las paredes de Lima. Así han definido muchos a Elliot Tupac, un muralista tipográfico del distrito de Barranco, ubicado en plena costa de la capital peruana, quien con sus carteles y letras fluorescentes ha servido de faro disruptivo para gran parte del continente sudamericano. Caudillo solemne de los carteles chicha, esa fantástica manifestación de arte popular peruano, en cuyo ADN se conjuga el diseño y la pintura con las alegres y psicodélicas tonadas de la cumbia andina, y en la que se reivindica la figura del “chicha”, el cholo, el peruano del pueblo. Considerado como uno de los referentes del lettering a nivel mundial, Elliot Tupac ha moldeado los tradicionales carteles chicha de su país en preceptos divinos, recurriendo a pequeñas frases y palabras para transformarlas en poderosas causas y agentes de cambio social.

Equilibrio. Renacer. El amor cura. Paz interior. Estas son algunas de las consignas más conocidas de Elliot, mandamientos que se niegan a ser simples elementos decorativos, entretenimiento colonial, y que buscan rotundamente romper la brecha entre lo urbano y lo rural. Elliot Tupac ha logrado pasear un espíritu incaico a lo largo de todo Latinoamérica, desafiando a todos aquellos que han pisoteado la cultura artesanal indígena de nuestra región. “Si algo he aportado a esta escena del cartelismo popular, es extenderlo a otros ámbitos, como el arte urbano”, cuenta Tupac, concientizando de paso a toda una generación de jóvenes sobre un insumo tan olvidado en el arte contemporáneo: las artesanías “pasadas de moda” también pueden reinventarse.

Este artículo hace parte de un proyecto conjunto entre Volcom y VICE llamado #Ellosson, un partnersite de contenido en el que tratamos de revelar muchas de las formas de creación alternativa que ocurren en este momento en Latinoamérica. Una radiografía de letras, rayones y siluetas diversas hecha posible por esta marca que celebra el espíritu de aquellos que son #Truetothis.

Cristian Herrera https://ift.tt/eA8V8J

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