*Las imágenes que acompañan este reportaje son sensibles y pueden revolverte el estómago. Te recomendamos precaución.
Es posible que cualquiera que haya caminado por el centro de Bogotá alguna vez seguramente lo recuerde por su arquitectura antigua, por los gringos que se pasean en chancleta bajo la lluvia, por algún loquito haciendo bulla en sus calles y, por supuesto, por la cantidad casi inconmensurable de palomas que se reúnen allí y que revolotean ante cada paso humano, o que caminan lentamente hacia algún restaurante, o que vuelan despavoridas en bandada cuando alguien las espanta o les tira comida.
El imaginario que existe alrededor de esta ave —y que no está muy alejado de la realidad— es que es sucia, contrae enfermedades y siempre anda con alguna mutilación encima. Hablando desde el ámbito científico, a la especie se le conoce como "paloma doméstica", y tanto las grises como las blancas, y todos los demás colores híbridos que vemos en la calle, hacen parte de ese mismo grupo, aunque los machos se pueden identificar por el collar brillante que llevan en el cuello.
Además, la paloma, un animal sobre el papel inofensivo y típico de la ciudad, se ha convertido en una epidemia: sus números han crecido en los últimos años de manera exponencial. Desde la Alcaldía ya se habla de una sobrepoblación concentrada específicamente en la Plaza de Bolívar, el corazón administrativo de Colombia. Solo como dato, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal reveló que por cada metro cuadrado de la plaza se encuentran 33 palomas, cuando debería haber un máximo de cinco.
Una concentración que, según un estudio publicado por Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal a principios de este año, tiene que ver con el negocio de los 'maiceros', que llevan más de 40 años vendiendo maíz para que los visitantes tiren a las palomas como atractivo turístico, lo que, según arrojó el mismo estudio, ha llevado a una sobrealimentación de la especie en esa zona, aumentando sus tasas de reproducción. Una realidad que se enmarca en números redondos cuando se estima que entre semana se mueven unas 1.300 palomas al día en la plaza. Los fines de semana pueden llegar a haber hasta 3.500.
Con esa problemática en mente, el pasado 26 de noviembre se inauguró el primer Centro de Atención de Palomas (CAP), una iniciativa única en la región, liderada por el Instituto de Protección Animal, mediante el cual, dicen ellos, esperan poder darles toda la atención médico-veterinaria a estos animales para posteriormente liberarlos y tener un mejor manejo poblacional de la especie.
Desde entonces, el trabajo del CAP ha llegado a medios y a los oídos de la ciudadanía, y desde VICE en Español quisimos ir a visitarlo para conocer el manejo que se les está dando a las palomas y la razón por la cual, mantenerlas sanas, significa contener la sobrepoblación.
"Mucha gente dice que para qué sacarlas más sanas si queremos que sean menos, pero es que si están mejor de salud se reproducen menos, afectan menos al medio ambiente y por lo tanto se vuelven menos nocivas para las personas", sentencia el doctor Zurita, quien comenta que actualmente se están desarrollando tres tesis de pregrado en la UDCA alrededor del CAP para poder nutrir la mínima bibliografía que existe sobre la paloma doméstica en esta parte del mundo.
Cuando les pregunto acerca de la solución de simplemente esterilizarlas, es fácil entender por qué no es viable: el primer camino sería ponerles comida que generara ese efecto, pero podría comprometer la reproducción de otras aves silvestres. El segundo consistiría en ponerles unos aparatos anticonceptivos, que serían casi imposibles de poner individualmente. Y el tercero sería trayendo una máquina especial para esa tarea que cuesta casi medio millón de dólares. Definitivamente, la mejora en la alimentación parece ser el único camino.
Antes de irnos del CAP, el doctor Zurita comenta que esta semana se hará la primera liberación de palomas sanas: las que atravesaron el proceso entero. Todas van a tener anillos de colores en sus patas para que las puedan identificar y se liberarán en distintas partes de la ciudad para ahondar en la investigación. "El 50% irá para la Plaza de Bolívar y el otro 50% en rondas de río, como la del Río Bogotá para ver como se van a alimentar ya que en teoría volverían a la Plaza de Bolívar pero no lo sabemos aún".
Aunque sobre el papel la iniciativa ilusione, lo cierto es que todavía es muy reciente para sacar cualquier conclusión sobre su funcionamiento. Ni siquiera los doctores saben a ciencia cierta si podrán cumplir con la meta de aves tratadas hasta enero o si realmente esta sea finalmente la solución definitiva para el problema de la sobrepoblación de palomas en la Plaza de Bolívar.
Aún así, por lo menos da alguna esperanza de que estos animales, que hacen parte del paisaje urbano de la ciudad, puedan ser de importancia —así sea científica— para alguien y que puedan ser tratados médica y dignamente hasta que por fin se pueda dar con la fórmula exacta para bajarlos en número sin hacerles daño.
Eduardo Santos https://ift.tt/2L6TrJ1
No hay comentarios:
Publicar un comentario