Artículo publicado por VICE México.
Un mostrador con uñas de gel. Un puesto de flautas doradas. Bicicletas que pasan con bolsas del mandado. Sol de mediodía. "Pásele, hay ostiones." Un expendio ambulante de árboles de navidad sintéticos. Conversaciones a gritos. Una verdulería improvisada en pleno paso peatonal. Y justo detrás, el anciano Café Equis, sobre Roldán en el número 16, en el Centro Histórico de la CDMX con su fachada amarilla, sus vitrinas repletas de granos tostados y la fama de ser el negocio de ese giro con más años en el Centro. "Pásele, también hay café."
Han pasado el tiempo, las altas y bajas de inseguridad en la zona, las pérdidas, la bonanza y la ruina económicas, así como el cierre y apertura de nuevos negocios cercanos, y el Equis sigue —y seguirá— siendo lo de siempre: el café con más historia del Centro Histórico; el que prefieren los albañiles, los pregoneros, los estudiantes; el café del barrio, pues.
Ollin Velasco https://ift.tt/2zHB74X
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