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miércoles, 12 de diciembre de 2018

Los padres de Ximena tardaron meses en recuperarla de la fosa común; tenía 16 años cuando murió

El último contacto que tuvo Erika con su hija Ximena ocurrió el 10 de mayo, cuando Ximena le mando un mensaje para felicitarla por el día de las madres.

Ximena Sánchez nació el 02 de diciembre de 2001. Era la hija mayor de Juan David y Erika y estudiaba segundo semestre de preparatoria en Melchor Ocampo, Estado de México. El 21 de abril de 2018 Ximena le hizo saber a su mamá que pronto sería abuela: estaba embarazada de su pareja Juan Carlos. “Estaba feliz, muy emocionada de saber que su amor por Juan Carlos ahora sería completado con la llegada de un bebé. Todavía le dije que había que confirmarlo; en eso quedamos. Ya jamás lo hicimos”, recuerda Erika.

Ximena se enamoró de Juan Carlos cuando tenía 16 años. Al enterarse del embarazo, habló con sus padres para hacerles saber que se iría a vivir con él. “Frida, si no la dejaba se iba a ir. No podía tenerla encerrada para siempre. Preferimos su papá y yo saber con quién y dónde estaría. En febrero de este año se fue, bien, y eso nos ayudaba a saberla tranquila”, me contó Erika.

El 10 de mayo, luego de ese último mensaje, Erika empezó a inquietarse. Para el 15 de mayo Ximena seguía sin comunicarse. “Ese día le mande mensajes por Facebook y WhatsApp, todo el día, y no me contestó. Me trasladé a Zumpango, que era dónde vivía. Busqué a Juan Carlos, y él solo me hizo saber que mi pequeña se había salido de la casa. No supimos más de ella”.

Los padres intentaron buscarla con amigas, amigos, vecinos. Se trasladaron a Zumpango a poner la denuncia por desaparición, pero se las negaron: “Nos dijeron que teníamos que llevar una acta de nacimiento certificada. En lo que nos entregaron el documento ya habían pasado casi 15 días. Cuando la llevamos nos pedían la dirección exacta de su casa; sabía llegar pero no la dirección con código postal y todo. Finalmente la denuncia por extravío nos la ponen a principios del mes de julio”. recuerda la madre de Ximena, quien agrega que la angustia se apoderó de ella. “Por más que intentas dormir, estar bien, no puedes. Todo el tiempo estás pensando en ella, si está bien, si la están maltratando, si está sufriendo. Es el infierno”.

“En agosto de 2018, un comandante que nada tenía que ver con el tema de desaparición me vio tan desesperada que me escuchó largamente. Me dijo que haría todo por ayudarme a ver qué estaba pasando con la carpeta de mi niña. Fue cuando nos mandaron a Barrientos, en Tlalnepantla. Yo no entendía por qué y para qué. Alguien que ni siquiera conozco su nombre me dijo que todo indicaba que mi hija estaba muerta, pero que tenían que verificar si estaba en el SEMEFO, o en la fosa común; que había tres mujeres en SEMEFO y tres en la fosa común con las mismas características que mi pequeña. Se me cayó el mundo”, continuó Erika.

Finalmente, luego de una serie de pruebas y de mostrarles algunas fotografías, supieron que Ximena había sido depositada en una fosa común. Su cuerpo fue encontrado el 16 de mayo, y en julio la inhumaron.

El 4 de noviembre recibí el siguiente mensaje. “Mi hija desapareció en mayo de 2018, pero recién nos enteramos ella está en una fosa común. Ya está plenamente identificada pero resulta que la Ministerio Publicó de la Fiscalía de Tlalnepantla de feminicidios nos dijo que un juez no otorgó la exhumación del cuerpo de mi hija”.

Era Juan David, quien desesperado me hizo saber el infierno que tuvieron que pasar desde el momento en que les negaron la denuncia, cuando les negaron la cédula de búsqueda, y el no saber si recuperarían el cuerpo de su hija

Luego de que me buscaran los padres de Ximena, me comuniqué con la maestra Dylcia Samantha García, subprocuradora de género del Estado de México, y la titular me hizo saber que verían el caso de inmediato. El pasado 26 de noviembre se reunió con los padres de Ximena y el juez otorgó la exhumación. Erika me llamó: “Frida, ya nos van a regresar a mi pequeña. Te aviso cuando para que nos acompañes”.

Hoy, 12 de diciembre de 2018, estamos sepultando a Ximena en el lugar donde sus padres le dieron la vida, en Melchor Ocampo. La alegría de sus padres es paradójica, sin embargo, entendible.

Del asesino o los asesinos no se sabe nada aún. Vamos por pasos. Ahora sigue para apoyar a los padres de Ximena para que las autoridades hagan la investigación.

Este el segundo caso que me toca acompañar para que una familia tenga el cuerpo de su hija de vuelta. El primero fue el de Karina Reyes Crescencio en Oaxaca, depositada en una fosa común en Puebla en 2016. Hoy Ximena. Y la zozobra es: ¿Cuántas Karinas y Ximenas están en la misma situación?

Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.

@FridaGuerrera
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