Artículo publicado por VICE Argentina
La lucha libre argentina tiene dos jóvenes promesas que podrían catapultar al deporte una vez más entre los rioplatenses. Benjamin Stolo y Django se probarán ante World Wrestling Entertainment (WWE) por un contrato. Si consiguen el acuerdo, serían los primeros argentinos en arribar a la promotora desde el Gigante González en los 90s. Ya no son los tiempos en donde este arte era encarnado por los Titanes en el Ring de Martín Karadagián. No obstante, se vive una época interesante para todos los que anhelaron durante años un cambio en el paradigma luchístico local.
¿Cómo se hace un luchador en La Plata?
Llegar al gimnasio donde se entrenan ambos competidores puede ser caótico. Está ubicado en la discreta Tolosa, suburbio de La Plata, y abre los martes y jueves de 7:30 pm a 8:30 pm. Si uno depende de la línea de trenes General Roca podría tener ciertos percances con la puntualidad, tal como pasó cuando hubo que ir a conocer a los atletas (el tren tenía que salir a las 5:55 pm y finalmente partió a las 6:40 pm).
El lugar es compacto, hay maquinarias para ejercitar la espalda, los brazos, el pecho, entre otros artilugios. Sin embargo, lo que más destaca en la pequeña construcción es el ring. Con su lienzo azul y cuerdas amarillas, este es el corazón del gimnasio manejado por el ex 100 por ciento Lucha Musambe Tutu.
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Cuando VICE llegó había 10 personas (tanto jóvenes como adultos) que practicaban caídas de espalda arriba del cuadrilátero (movimiento vital para recibir correctamente la mayoría de los castigos) supervisadas por Lucho Costa y Joe “El Ninja Americano” Frank, dos veteranos luchadores que fungen como entrenadores.
Afuera del ring, Stolo y Django estaban entrenándose con la maquinaria para incrementar su resistencia física, y a pesar de estar ante la oportunidad de sus vidas, ambos pasaban desapercibidos.“Lo que yo hago acá es imitar el entrenamiento del tryout (prueba de WWE que será realizada hoy 4 de diciembre). Hago la misma rutina. También hago muchísimo funcional para acostumbrar al cuerpo", señaló Stolo para VICE.
¿Cuál es el precio de ser luchador?
“Yo no te la voy a hacer tan larga, nací para esto, otra cosa no me veo haciendo. Lamentablemente yo ya tengo re asumido que quizás tenga 50 años y esté en silla de ruedas”, aseveró Django; no por nada tiene tatuada la máscara del legendario Blue Demon en el brazo.
Ser luchador en Argentina es un oficio duro y vivir de eso es imposible, incluso ya era difícil durante la época dorada de Titanes en el Ring y 100% Lucha. Ante esta realidad, Django reflexionó que dedicarse a eso es algo “un poco agridulce”. Para solventar sus gastos se dedica a ser policía y, a pesar de que su jefe le dé días para que pueda competir, el platense de 22 años no pudo evitar lamentarse: “Tantos años y justo en este momento me pasa (la prueba)”.
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Mientras Stolo aprovechaba para practicar algunos suplexes con Dr. Plaga (uno de los luchadores presentes en el gimnasio), Django destacó que la positividad del público fue muy importante para que él siguiera adelante con su carrera. “De corazón te lo digo, a veces me dan ganas de no seguir con la lucha, el cuerpo me duele, aunque no lo parezca. Pero cuando camino por el centro y la gente me saluda siento que debo seguir”, sinceró el luchador.
Su compañero tampoco la tuvo fácil, si bien nació en Avellaneda, Stolo tuvo que mudarse a Tierra del Fuego cuando era muy chico. No obstante, el “Príncipe del Fin del Mundo” volvió a Buenos Aires a los 15 años (ahora tiene 27) y, ya embriagado por la pasión luchística, se dedicó de lleno a entrenar mientras mantenía los gastos que eso conllevaba con todo tipo de trabajos.
“Yo fundé la Asociación Argentina de Wrestling (AAW). Luché en el pasto, luego para otras promotoras y Musambe (Tutu) me vio, me llamó para Lucha Extrema, y ya saben el resto de la historia”, señaló Stolo.
El cambio en la lucha argentina: de La Plata a WWE
Stolo y Django formaron el equipo “La Nueva Era” en 2016. Su estilo dentro del cuadrilátero era más parecido a lo que se veía en la lucha japonesa y estadounidense que al clásico Catch as-Catch-can de Titanes en el Ring. Un factor más “realista” que muchos aficionados buscan actualmente en el deporte.
La popularidad que ganaron los atletas hizo que sus luchas circularan no sólo por el circuito argentino, sino por otras regiones sudamericanas, lo que causó que terminaran en manos de WWE. La promotora aprovechó el año pasado que venía de gira a Buenos Aires para convocar a los luchadores junto a Musambe Tutu, y tras bambalinas del mítico Estadio Luna Park les trasmitieron la gran noticia: fueron convocados para realizar la prueba de admisión.
“Nos enteramos que (desde WWE) estaban buscando talento latinoamericano, y que de Lucha Extrema les interesábamos nosotros dos. Nos caímos de culo”, recordó Stolo al respecto. “Creo que lo más impresionante de ese día fue que nos presentaron como luchadores a los de WWE, y que nos estrecharon la mano”, añadió Django.
A pesar de la euforia, no tuvieron novedades al respecto hasta fines de octubre del presente año, cuando WWE se volvió a comunicar con ellos para confirmarles que formarán parte de los 40 latinoamericanos que harán la prueba el 5 de diciembre en Santiago, Chile.
“No sé si vamos a quedar, pero a pesar de todo quiero hacer un buen papel” señaló Django y añadió que “por suerte muchas puertas se nos abrieron por esto del tryout”.
“Cuando recibí la invitación de WWE me volví loco. Luego empecé a darme cuenta dónde estaba parado, con quién voy a ir y lo que me espera. Ahora tengo una ensalada de emociones”, reflexionó Stolo .
La clase de lucha se extendió un poco más, pero Stolo y Django tuvieron que irse porque el deporte no está sólo en el gimnasio, sino en el sacrificio que deben hacer diariamente para concretar su sueño. No en vano, el ejercicio de su profesión hace que sean llamados luchadores.
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