Artículo publicado por VICE México.
Como salido de un cuento de fantasía oscura, se observa una aglomeración de jóvenes esperando ansiosos la llegada de algo sobrenatural. En el centro de ellos, una olla enorme al fuego, arroja vapor cuando uno de los jóvenes revuelve su contenido con un palo; dentro de la olla, hay varios cráneos humanos.
Algunas de las personas alrededor del caldero, son estudiantes de primer semestre de odontología de la Universidad Justo Sierra. Necesitan hervir los cráneos con sosa cáustica y jabón para poder quitarles los restos de piel y pelo. Entre ellos, está Guadalupe Llamas, quien dice que los cráneos los compraron en una fosa común y decidieron hervirlos de una vez todos juntos en un terreno que estaba en el camino de regreso. Los necesitan para su clase de anatomía.
El sepulturero dice que en Dolores tienen hasta 25 años de tolerancia en lo que dejan a los muertos en su lugar. Después, si nadie los visita ni paga el mantenimiento pierden su derecho a estancia. Él gana alrededor de 2800 pesos a la quincena, más lo que le pagan los particulares por sus servicios de sepulturero, y más los huesos que vende. Entre sus clientes también hay estudiantes de medicina que no buscan sólo cráneos, sino huesos de todo el cuerpo, y brujos, que los usan para realizar rituales.
Otros cementerios donde han conseguido cráneos son el Panteón de San Isidro, el Francés, el de Tlalpan, además de fosas comunes y otros panteones dentro y fuera de la ciudad.
Otras escuelas en donde lo estudiantes afirman que tuvieron que comprar cráneos para materias como Anatomía de Cabeza y Cuello, Endodoncia, Cirugía Maxilofacial y Anestesia y Exodoncia, son la FES Zaragoza, el Centro Universitario de México (CUDEM) y el Instituto Politécnico Nacional.
Montserrat Velásquez https://ift.tt/2EeAZwX
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