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viernes, 14 de diciembre de 2018

Fiestas pesadilla: el saldo del Guadalupe-Reyes en México

Artículo publicado por VICE México.

Ponche con piquete. Brindis por la Navidad, o por el fin de año. Un tequilita en la posada. Un caballito por cada deseo en la reunión de Año Nuevo. La celebración de la oficina. La parranda casual con los amigos por el mero gusto de medir aguantes en una nueva edición del Guadalupe-Reyes —el maratón mexicano de alcohol por antonomasia—, que sin falta inicia todos los 12 de diciembre y acaba el 6 de enero del año entrante.

Muy buena la fiesta y muy arraigada la tradición. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de esta costumbre de verbenas y tragos sin fin durante casi un mes? La organización sin fines de lucro Alcohólicos Anónimos (AA) México aventura una respuesta: mucho riesgo que no todos dimensionan, y que todos los años nutre bases de datos con estadísticas fatídicas.

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De acuerdo con el doctor Víctor Manuel Guisa, un reconocido psiquiatra especializado en adicciones, perteneciente a Alcohólicos Anónimos, asegura que el consumo desmedido de alcohol en esta temporada acarrea distintos daños a la salud, así como a la sociedad y a la misma economía del país.


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Los saldos funestos del Guadalupe-Reyes se manifiestan claramente en las carreteras. Información proveniente de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) revela que durante el periodo del 1 al 31 de diciembre del 2017, 40 por ciento de los accidentes automovilísticos ocurrieron a causa del efecto de sustancias tóxicas, en especial de alcohol. De este total de incidencias se registraron unos 270 heridos, de los cuales 72 perdieron la vida. Si se toman en cuenta los accidentes ocurridos dentro de manchas urbanas, el porcentaje inicial sube a 60.

A eso hay que sumar que el daño a carreteras por accidentes durante diciembre siempre es multimillonario, costeándose por arriba de los 10 millones de pesos el año pasado, sin contar los perjuicios a automovilistas y accidentados.

Luego están las repercusiones que tienen que ver de forma directa con la salud. Según el doctor Guisa, otra cara del Guadalupe-Reyes son las agresiones y la violencia física que las personas alcoholizadas pueden infringir en contra de otras y, a mediano y largo plazo, principalmente los trastornos de funcionamiento de órganos como el hígado, el páncreas o el cerebro.


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"El problema está muy centrado en la población joven. Y eso es preocupante. Sabemos que cada vez hay más menores de edad que beben regularmente, destacando un notorio incremento en mujeres. Aunque detrás de la situación en general siempre intervengan factores como la presión social, o incluso la imitación familiar, esta práctica a temprana edad no deja de sentar precedentes para que en el futuro estos chicos repliquen e incrementen la frecuencia de esta práctica", afirma el médico.

La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco del 2016 revela que, entre jóvenes de 12 a 17 años, se ha duplicado el consumo en exceso durante el mes de diciembre de 4.3 por ciento en 2011, a 8.3 por ciento en 2016. De igual forma, el consumo consuetudinario en esta misma edad fue 4.1 por ciento en 2016, en comparación con el 1 por ciento registrado en 2011, lo que representa un incremento de cuatro veces más en adolescentes.


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El doctor Guisa señala que la forma de beber de los mexicanos es algo a tomar muy en cuenta, pues suele ser "explosiva". A diferencia de otros países —en donde normalmente se el consumo per cápita de alcohol es mayor, pero más espaciado— en éste suele darse en grandes volúmenes, de una sola sentada.

"No es que satanicemos las celebraciones decembrinas y todo lo que ellas conllevan. Más bien, apelamos a que cada quien sea responsable de la forma en que las vive. Todos deberíamos tener presente que nuestras decisiones no sólo repercuten en nosotros, sino también en los que nos rodean. Las fiestas no siempre deben ser sinónimo de alcohol desmedido. Uno también puede pasarla bien sobrio", opina el especialista.

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